Víctor Muñoz
Premio Nacional de Literatura

Luego del almuerzo dominical me encontraba dispuesto a hacer una siesta, cuando se apareció Alfonso.

–¿Y cómo te va, Alfonsito –le pregunté, como cosa de usual cortesía.

Me respondió que muy bien, y que deseaba que lo acompañara.

–¿A dónde? –quise saber.

–Es que fíjate que hoy es la inauguración de la campaña electoral del PERDAPE.

–¿Y eso qué es? –le pregunté, justamente intrigado.

–Es el Partido de la Esperanza, la Redención, la Democracia Auténtica, la Paz y el Progreso; y resulta que Estanislao, ¿te acordás de Estanislao, verdad? Pues aquél es el candidato para presidente del partido.

Yo no recordaba quién era Estanislao, y es más, ni siquiera sabía de quién se trataba.

–¿Y vos qué tenés que ver con eso? –le pregunté.

–Lo que pasa es que mi mamá tiene una su prima, hija de no sé quién, a la que tenía añales de no ver, y que es la mamá de Estanislao; y con eso de la campaña se puso muy amistosa y la ha estado llamando para que nos apuntemos en el partido.

Como ya conozco a Alfonso, que cuando se le mete una cosa no hay poder de Dios que lo haga tomar camino de regreso, dispuse acompañarlo; además, se trataba de una tarde de domingo y no tenía nada que hacer.

Llegamos a un salón de baile ubicado por ahí por la Avenida Bolívar. Me causó sorpresa encontrarlo tan adornado. La música sonaba a todo volumen, al extremo de que no era posible platicar. Al nada más llegar fuimos recibidos muy animosamente por unas muchachas vestidas como si estuvieran haciendo propaganda para un circo, ya que tenían unas blusas muy coloridas y usaban minifalda. Muy cortésmente y llenas de sonrisas nos pasaron adelante y hasta nos consiguieron un par de sillas; luego nos preguntaron si deseábamos comer o beber algo. En vista de que yo acababa de almorzar les dije que no, pero Alfonso les aceptó el ofrecimiento y en el acto le llevaron un pan con frijoles y un vaso con refresco. La música lo llenaba todo y se podía ver la animación de la gente. De pronto la animación creció, todo el mundo corrió para todos lados agitando unas banderitas y alguien anunció a grandes gritos que ahí venía llegando el candidato de la esperanza, de la justicia y el progreso. Algunas personas se pusieron a aplaudir, otras a echar vivas y hasta quemaron cohetes. Y efectivamente, ahí venía el inefable Estanislao echando sonrisas a diestra y siniestra, dándole la mano a todo el mundo y abrazando a las viejitas y a los niños. Durante el trayecto desde la entrada hasta que llegó al escenario, cosa que duró bastante tiempo debido a los abrazos y a los besos, la música se intensificó. Y una vez estuvo encaramado sobre la tarima se puso a saludar con las manos juntas, hasta que alguien que hacía las veces de maestro de ceremonias pidió silencio; luego dijo que había llegado la esperanza para todos, enumeró las virtudes de Estanislao y conforme hablaba subía el tono de su voz, hasta que concluyó presentando oficialmente al hombre. Este, agradeciendo cortésmente los aplausos y repartiendo sonrisas para todas partes inició su discurso.

–Queridos compatriotas, hoy es un día histórico para nuestra sufrida nación. Hoy se inicia una nueva etapa en la que la dignidad y el sacrificio se hacen presentes. Hemos decidido luchar, tal como ha sido la consigna de nuestra vida, por toda aquella gente que no tiene voz. Por toda aquella gente que está cansada de los engaños. Por toda aquella gente que ha sido marginada. Por toda aquella gente que está desesperada porque ya la delincuencia es insoportable. Por toda aquella gente que es mi pueblo y que no encuentra un trabajo acorde a sus aspiraciones y que no puede llevar un salario digno a su casa…

A cada poco las muchachas de minifalda pedían aplausos y unos individuos, muy atentos ellos, pasaban ofreciendo panes con frijoles y vasos con refresco; y aunque uno no quisiera, ellos insistían, como si de hacer algún negocio se tratara.

–…porque lo que todos queremos es que haya progreso, ¿verdad…?

–Siii… –respondía la gente.

–…porque ya estamos cansados de los políticos corruptos, ¿verdad…?

–Siii… –respondía la gente.

–…porque lo que ganamos ya no nos alcanza, ¿verdad?

–Nooo… –respondía la gente.

–…porque lo que necesitamos es seguridad, ¿verdad?

–Siii… –respondía la gente.

Y luego de ofrecer educación, trabajo decente, salud y mil cosas más, concluyó.

–Yo le ruego a Dios Nuestro Señor que los ilumine para que voten por la única opción decente que tenemos, y a ustedes les pido que reflexionen, que piensen que sólo tenemos una oportunidad de salvar a nuestro país; y también les pido que cuando regresen a sus casas les cuenten a sus familiares, a sus amigos y a sus vecinos que hoy ha nacido una nueva esperanza…

Luego de los aplausos y los gritos se acabó el evento, entonces nos fuimos a nuestras casas.

–Se ve que Estanislao está dispuesto a cambiar las cosas –me dijo Alfonso, verdaderamente convencido– Yo voy a votar por él. ¿Vos qué pensás?

Yo le dije que sí, que estaba bueno, que había que votar por él. Es que tan ilusionado que estaba el pobre.

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