Juan Francisco Reyes López
Jfrlguate@yahoo.com
En mi calidad de columnista desde hace 14 años y utilizando mis numerosos años de experiencia como dirigente estudiantil, dirigente empresarial (dos veces Presidente del CACIF) dirigente político, dos veces diputado y durante cuatro años Vicepresidente de la República (periodo 2000-2004) y diputado al Parlamento Centroamericano, es mi obligación reflexionar, analizar y opinar sin que ello signifique una reacción personal guiada por los sentimientos y no producto de la cabeza.
Como se puede comprobar durante el primer periodo en el que fui diputado, tuve que criticar al presidente y al gobierno del Movimiento de Acción Solidaria, MAS, de Jorge Serrano Elías; también tuve que enfrentarme al grupo de diputados que conformaron Obdulio Chinchilla, Pepe Lobo, Edmond Mulet y numerosos diputados de la Unidad del Centro Nacional, del MAS y de la Democracia Cristiana, así como a aquellos que desertaron de diferentes bancadas, inclusive de la que yo encabezaba, perteneciente al Frente Republicano Guatemalteco, y que conformaron la “trinca infernal”.
Ello me implicó muchos ataques dentro del Congreso incluso, improcedentemente en la segunda oportunidad en la que fui diputado, una acusación y solicitud de antejuicio que efectuara el asesor de Ramiro de León y miembro del Partido de Avanzada Nacional, Alfaro. Ello me permite decir que una cosa es “verla venir y otra estar con ella”.
Guatemala está integrada por 18 millones de habitantes aproximadamente, el departamento de Guatemala concentra casi tres millones de habitantes, de los cuales tal vez un millón viven el día a día del acontecer político, económico y social.
Este millón de personas se divide en grupos de tendencia ideológica de derecha, de izquierda y del centro. Esos son los grupos que reaccionan y de ellos provienen las personas que protestan ante el Palacio Nacional, ante el Congreso de la República, ante la Casa Presidencial. Lo hacen con banderas, pancartas y camisetas de colores, según su tendencia, pero, como lo publican los medios escritos, son “decenas” que llaman la atención y que logran presencia en las redes sociales y en los medios de comunicación social televisivos, radiales y escritos.
El resto de la ciudadanía, principalmente el 60% que vive en extrema pobreza, su principal preocupación diaria es conseguir para comer porque nadie verdaderamente les apoya, incluyendo al Procurador de los Derechos Humanos.
No estar de acuerdo contra la corrupción es inaceptable, por ello el Ministerio Público, la CICIG y los tribunales merecen el apoyo ciudadano por estar combatiendo ese mal y aunque ha existido durante miles de años, ello no es una excusa.
Es una equivocación no comprender que las enormes presiones que se han venido realizando por el gobierno norteamericano y sus embajadores, por el Ministerio Público y la CICIG han acorralado y herido al Congreso y a los partidos políticos, que son los medios legales por los que se eligen presidente y vicepresidente, diputados, alcaldes y corporaciones municipales.
Un animal herido y acorralado es sumamente peligroso, ello explica por qué 105 diputados aprobaron de emergencia nacional dos normas legislativas que modifican el Código Penal.
En conclusión: “tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe” y solo el niño de Atocha vive sentado en una estaca.
¡Guatemala es primero!