Ayer se resolvieron temas pendientes en el Caso de Botín Registro de la Propiedad en relación con los familiares del presidente de la República, Jimmy Morales, que están sujetos a dicho proceso. Primero, el hermano del mandatario recibió dos reveses al agregársele el delito de lavado de dinero a la acusación, tal y como fue solicitado por los fiscales del caso en su momento y eliminado por la jueza contralora; esta resolución adversa se suma a la negativa a retirar a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala.
Posteriormente, el hijo del Presidente pidió que el caso fuera enviado a un Juzgado de Cuentas, solicitud que también fue rechazada por la Sala que consideró que los hechos que se imputan pueden ser perseguidos penalmente. El Caso de Registro de la Propiedad ha generado, dentro de muchas personas en Guatemala, el sentimiento de que es “algo pequeño e insignificante” que debería de olvidarse. Este caso terminará siendo emblemático, pero más que por las cantidades implicadas a los familiares del presidente Morales, por la aceptación social de que robar, mientras sea poco, no importa.
Jimmy Morales ha dicho que respeta el trabajo de las instituciones y que no meterá las manos en el proceso que afecta a sus familiares. Lastimosamente, en varias oportunidades se le ha visto caer en el exabrupto al referirse a los temas que tienen que ver con la lucha contra la corrupción y la impunidad que se lleva a cabo en el país.
Esto, aunque el Presidente no lo vea así, afecta el trabajo de quienes llevan a cabo la investigación porque se nota que aún en las decisiones que tiene potestad de tomar, como invitar o no a los titulares de las instancias investigadoras a participar en la discusión de programas que terminarán siendo acciones públicas, se ve influenciado por el ánimo que el caso le genera.
El Estado como tal y encabezado por el liderazgo del Ejecutivo debe sumarse a los esfuerzos por derrotar la impunidad y demostrar que ese sentimiento de “normalidad” ante la corrupción no será tolerado más y que por muy complicado que sea, se harán todos los esfuerzos con apoyo político y presupuestario para que quedemos todos claros que Guatemala ha cambiado y que hay cero tolerancia a la corrupción.
Es entendible el aspecto humano de este caso y lo que afecta a la familia del mandatario y es fundamental que no se plantee como vendetta ni se maneje con criterios demagógicos. Tan mala es la impunidad como el manoseo que hacen redes sociales exigiendo condenas e interfiriendo con la justicia.