Al día de hoy tenemos que asumir que la solución a la crisis institucional creada por el destape brutal de los niveles profundos de corrupción e impunidad existentes en el país vendrá por medio de propuestas de tibias reformas a las leyes vigentes que serían lo máximo que se podría obtener del Congreso de la República. En otras palabras, ante un paciente moribundo por la extensión y propagación del cáncer, se receta que se le pongan unas cuantas curitas en las llagas más visibles para que de esa manera no nos moleste tanto la visión del mal que consume al paciente.

Siguiendo con el símil de un paciente con cáncer, nuestro país se encuentra en etapa terminal y el único tratamiento que puede tener algún efecto sería el de extirpar los tumores cancerosos y someterlo a intensa quimioterapia para tratar de evitar el surgimiento de nuevas metástasis. Tanto la cirugía como la quimioterapia son procedimientos traumáticos que tienen efectos secundarios, pero cuando la gravedad del enfermo pone en peligro su vida, no queda otro remedio que recurrir a ellos. Se puede dar algún medicamento para controlar el dolor o para sedar al paciente y evitarle mayor sufrimiento, pero eso significa únicamente que nos resignamos a que se acerque más el momento final.

Pareciera como si hemos olvidado que el destape de casos como el de las aduanas, el del Seguro Social, de la Policía Nacional Civil y del mismo Congreso no son sino botones de muestra de cuán podrido está nuestro sistema. Baste decir que todas las juntas de licitación se montan exactamente como la que en el IGSS recomendó adjudicar las hemodiálisis al grupo Pisa y que en la SAT el tema de las aduanas es una de las áreas de negocio porque también se muerde con los créditos fiscales y con las fiscalizaciones que pueden generar multas y sanciones. Pero lo más importante es que si tuviéramos una CICIG cien veces más grande, tendríamos cien veces más casos de los que ahora tenemos porque aquí donde se escarbe bien, se encuentra.

La propuesta de reformas a la Ley Electoral tiene una premisa básica y es la que toma en cuenta qué es posible que aprueben los actuales diputados y esa visión se constituye en una gran limitante porque ellos no votarán a favor de ninguna iniciativa que intente ponerle coto a los privilegios que entraña la política.

De suerte que el paciente sigue agonizando y llegará el momento en que venga un terrible desenlace. Los médicos, (entre ellos la comunidad internacional) recomiendan analgésicos y curitas que retrasen el proceso, pero que harán que la agonía sea mucho peor.

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