Por Redacción La Hora
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La vida de la familia Siekavizza Molina cambió en el año 2011, tras la desaparición de su hija Cristina Siekavizza. Nueve años después el caso sigue sin revolverse, lo que ha significado una lucha para la familia, que busca esclarecer lo ocurrido y sanar las heridas causadas por este evento.

Juan Luis Siekavizza y Angelis Molina de Siekavizza, conversaron con La Hora, sobre cómo han asimilado en familia la ausencia de su hija y cómo ahora se han convertido en los responsables de la crianza de sus nietos Roberto José y María Mercedes, hijos de Cristina.

INCERTIDUMBRE Y LA IMPUNIDAD ANTE EL CASO

A decir de Siekavizza, han tenido que acostumbrarse a vivir en medio de la incertidumbre y de ese espacio que no se ha cerrado, “no puede uno permanecer estático, hay que seguir avanzando y eventualmente se aprende a vivir con eso”, dijo el padre de Cristina.

Sobre el rumbo por la vía penal que ha llevado el caso, el entrevistado dijo que, si se hubiesen enfrentado a una familia “normal”, cuyo hijo cometió un crimen y se lleva el debido proceso, finaliza la historia con una condena y añadió que, en ese tipo de casos, el tiempo pasa, pero no pasa en vano pues el proceso avanza; sin embargo, este no ha sido su caso, pues ochos años después, el proceso no ha tenido mayores avances.

“Aquí tenemos ocho años de venir dándole vueltas a la misma cosa y todavía vamos en las primeras fases del proceso penal, debido a que ha habido muchos factores que han mantenido esa impunidad”

Juan Luis Siekavizza, padre de Cristina Siekavizza

El padre de Cristina dijo que la fuerza para salir adelante, la han encontrado en los principios de vida que conservan y aunque habrá personas que pudiesen pensar en tomar la justicia por mano propia, no es su caso, “eso es algo que uno no puede hacer, porque uno no está en el mismo rol que juega la contraparte, el hecho de que haya tanta injusticia, lo hace a uno esforzarse para obtenerla para enseñarle a la gente que debemos luchar para que haya justicia en nuestros casos respectivos”, añadió.

NO EXISTE DISTINCIÓN DE CLASES EN LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Angelis dijo que cualquiera que sufra una pérdida derivada de violencia intrafamiliar, debe buscar ayuda, pues no es una situación fácil de sobrellevar, y añadió que como familia han buscado apoyo psicológico para poder asimilar lo ocurrido.

Además, expresó que existen instituciones que pueden ayudar en ese proceso, tanto en la parte privada, como no lucrativa, que pueden ayudar a quienes pasan por situaciones similares.

“Hay muchas instituciones que pueden ayudar para seguir adelante, porque no se puede tirar la toalla y dejar las cosas en impunidad total”

Angelis Molina de Siekavizza, mamá de Cristina Siekavizza

Para el padre de Cristina, la cantidad de familias que están pasando por situaciones similares es grande y a decir de Siekavizza, no existe distinción de clases económicas cuando se habla de violencia intrafamiliar.

“Se han perdido mucho los principios y el papel de la justicia se ha visto tan diluido que la gente se anticipa a hacer cualquier acto y seguramente no se preocupa porque vaya a tener una pena en su debido momento. Existe impunidad a izquierda y derecha, que solo genera más violencia”

Juan Luis Siekavizza.

NO HAY NADA QUE QUEDE OCULTO EN ESTE MUNDO

El padre de Cristina dijo que, aunque algunas personas sepan qué ocurrió la noche en que Cristina desapareció, el mundo da muchas vueltas y considera que quienes saben qué pasó con su hija, no tienen ningún interés en decirlo porque participaron o patrocinaron algo para que se desapareciera.

“El mundo da muchas vueltas y no hay nada que quede oculto en este mundo a la justicia y eventualmente vamos a tener un desenlace como debe ser”, dijo Siekavizza.

Para el entrevistado, quienes están en puestos de Gobierno y puestos relacionados con la justicia, no fueron asignados a esos cargos para sacar provecho de eso, sino fueron escogidos para hacer su mejor esfuerzo y sacar al país adelante y si llegan para sacar provecho, no es correcto.

¿CÓMO LOGRAN SALIR ADELANTE?

Para Angelis Molina de Siekavizza, madre de Cristina, asumir el rol de madre tanto con Robert, como cariñosamente le llama a su nieto y María, la menor de los dos hermanos, es algo natural pues ya lo hizo con sus hijos, sin embargo, manifestó que lo que le cuesta asimilar más al recordar la ausencia de su hija es pensar que el papel que está representando para sus nietos, pues es algo que le correspondía a Cristina y que al no estar con sus hijos se lo está perdiendo.

Para Juan Luis Siekavizza, padre de Cristina, la ausencia de su hija en la vida de sus nietos ha sido una situación complicadas, pues a decir del entrevistado, cada edad en la vida del ser humano, tiene roles y papeles que jugar y en este momento han decidido asumir nuevamente el rol de padres con sus nietos.

Además, el padre de Cristina destacó los retos que representan, desde mantener activa una clínica, estar presente en los procesos y juicios penales por el caso de su hija, tanto en la parte de familia y niñez como en la parte penal, además de asimilar la carga emocional que para ellos representa convertirse en los padres de Robert y María; compartir con ellos situaciones que Cristina debería estar gozando como madre.

“No es lo mismo tener sesenta y pico de años y tener nietos que necesitan atención cuando son pequeños, que tener esa edad y solo verlos de lejos, como regularmente pasa cuando los hijos traen a los nietos a la casa”, dijo Siekavizza.

VOLVER A SER PADRES

Para el padre de Cristina, asumir el papel de la figura paterna para sus nietos, ha significado, desde recordar operaciones aritméticas, ver con ellos dibujos animados y modificar la rutina; les ha cambiado la vida y los mantiene con una actitud positiva.

“Te mantiene mucho más activo, con otras vivencias, aprendimos a ver caricaturas, películas que en nuestra vida nunca hubiese pasado por nuestra mente volver a ver y tener que lidiar con la tecnología. Pero allí vamos, poco a poco. Siempre les enseñamos que tienen que hablar con la verdad”, coincidieron los abuelos de Robert y María Mercedes.

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