MADRID
Agencia dpa/(Europa Press) –

El 12 de noviembre de 1980, hace 40 años, la Voyager 1 se convirtió en la segunda nave en sobrevolar Saturno. Lanzada en 1977 para una misión de 5 años, ahora recorre el espacio interestelar.

Voyager 1 se diseñó para estudiar de cerca Júpiter y Saturno, los anillos de Saturno y las lunas más grandes de los dos planetas.

En 1977, cuando fue lanzada, los planetas exteriores de nuestro sistema solar estaban en una disposición geométrica rara, que sólo se produce aproximadamente cada 175 años.

La ventaja de esta alineación, es que permite a una nave espacial oscilar de un planeta a otro sin la necesidad de grandes sistemas de propulsión a bordo, una técnica también conocida como gravedad de asistencia técnica. Voyager 1 pasó Júpiter el 5 de marzo de 1979, y Saturno el 12 de noviembre de 1980. En juio de 1989 sobrevoló Neptuno, informa la NASA.

En su sobrevuelo de Saturno, la Voyager 1 descubrió una gran cantidad de nuevos datos sobre el planeta y sus lunas. En concreto, se encontraron tres nuevas lunas, Prometeo, Pandora y Atlas, y se confirmó que están compuestas principalmente de hielo de agua. Además, se descubrió que Titán tiene una atmósfera densa, compuesta principalmente de nitrógeno como la Tierra; sin embargo, su presión en la superficie es 1,6 veces más alta que la de la Tierra.

Del mismo modo, encontró que la atmósfera superior de Saturno se compone en un 7% de helio y el resto en su mayoría compuesto por hidrógeno. Los científicos dedujeron que, debido a la composición atmosférica de Saturno, irradia más calor que lo que recibe del sol. Voyager 1 descubrió también el anillo G de Saturno.

Treinta y dos años después del encuentro con Saturno, en agosto de 2012, la Voyager 1 entró en el espacio interestelar y se convirtió en el objeto hecho por el hombre más distante en el espacio. Tras su rediseño, la misión se extendió para explorar el sistema solar más allá de nuestros planetas exteriores. Los objetivos de la nueva misión son recoger datos sobre el límite de la heliopausa, los límites exteriores del campo magnético del sol, y el flujo de salida de viento solar.

Como su gemela Voyager 2, Voyager 1, lleva un disco de cobre chapado en oro de 12 pulgadas que contiene saludos en 60 idiomas, muestras de música de diferentes culturas y épocas, y los sonidos naturales y artificiales de la Tierra para comunicar la historia de la Tierra en el espacio profundo. El disco también contiene la información electrónica que una civilización tecnológica avanzada podría convertir en diagramas y fotografías.

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