Una empleada de limpieza se lava las manos mientras se prepara para un descanso de su trabajo en el Life Care Center de Kirkland, Washington, cerca de Seattle. FOTO LA HORA/AP/TED S. WARREN.

Por MICHELLE R. SMITH y GILLIAN FLACCUS
Agencia AP

Los trabajadores perdieron sus empleos, los padres idearon planes improvisados para educar a sus hijos desde casa debido al cierre de escuelas. La gente se preocupó por la disminución en el monto de sus cuentas para el retiro, la salud de sus familiares de edad avanzada y por cada tosido o estornudo a su alrededor.

Millones de personas comenzaron nuevas y alteradas rutinas a partir del martes, luego de que el nuevo coronavirus afectó prácticamente cada faceta de la vida diaria en Estados Unidos.

La avalancha de cancelaciones de eventos un día antes que dejó en claro la gravedad del brote se intensificó el jueves, cuando Disney ordenó el cierre de sus parques, la NCAA suspendió su torneo de básquetbol March Madness y los teatros de Broadway suspendieron todas sus funciones. Prácticamente todas las principales ligas deportivas profesionales anunciaron que cancelarían sus actividades, y las autoridades de Ohio ordenaron el cierre de todas sus escuelas por tres semanas.

Y con la serie de cierres, las familias estadounidenses se percataron de que hay una nueva realidad.

En el noroeste, los padres se apresuraron para seguir educando a sus hijos con libros de la biblioteca o mediante apps. Otros, desesperados por ir a trabajar, recurrieron a foros en las redes sociales para buscar dónde dejar a sus hijos o intercambiar información sobre niñeras disponibles.

Algunos padres se apresuraron a llegar a los campus universitarios para recoger las pertenencias de sus hijos. Las autoridades universitarias se las ingeniaron para cubrir los gastos de traslado aéreo para otros de sus alumnos.

En esta fotografía se efectúa una demostración del equipo y los procedimientos a efectuarse en un laboratorio del departamento en Richmond, California. FOTO LA HORA/AP.

En Seattle, una madre organizó citas de juego al aire libre, donde se les pidió a los niños que no se acercaran mucho entre sí. Los padres veían a sus hijos a una distancia considerable.

En Las Vegas, donde buena parte de la economía depende de las grandes multitudes en conciertos, torneos, convenciones y turistas, muchos se quedaron sin trabajo repentinamente.

El cantinero Rique Rose trabaja medio tiempo en tres lugares distintos sobre Las Vegas Boulevard, sirviendo tragos en eventos en el MGM Grand, el Mandalay Bay y en la T-Mobile Arena, donde juega el equipo de hockey Golden Knights de Las Vegas.

Primero perdió sus turnos de los viernes y los sábados por la cancelación del torneo de básquetbol colegial de la Conferencia Pac-12. Después, la NHL suspendió el resto de su temporada. Está a la espera de ver si el concierto de Post Malone en el que debía trabajar el sábado será cancelado o no.

Cada cancelación significa perder mucho más que su salario mínimo de 8.25 dólares por hora; también pierde alrededor de 200 dólares en propinas. Ahora se pregunta cómo va a pagar sus cuentas.

«No sé cuánto tiempo vaya a durar esto», comentó. «Supongo que tendremos que soportarlo».

Más de 1 mil 300 personas han dado positivo al coronavirus en Estados Unidos, y 40 personas han muerto a causa de la enfermedad hasta la tarde del jueves. A nivel mundial hay unos 128 mil casos.

Para la mayoría de las personas, el nuevo coronavirus sólo provoca síntomas leves o moderados, como fiebre o tos. Para algunos otros, en especial ancianos y personas con otros problemas de salud, los síntomas pueden ser más graves, incluyendo neumonía. La gran mayoría de los infectados se recuperan.

En cada estado, las autoridades están tomando drásticas medidas nuevas cada día para evitar que el virus se propague más en el país. Y con cada cierre de escuela, evento cancelado, turno perdido o trabajo desde casa, la vida de las personas se está transformando radicalmente.

En esta foto, una ambulancia sale del Life Care Center en Kirkland, Washington, que ha estado en el centro del brote de COVID-19. FOTO LA HORA/AP/TED S. WARREN.
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