Bonobo. Foto la hora: MARTIN SURBECK, KOKOLOPORI BONOB / Europa Press/dpa.

MADRID
Agencia dpa / (Europa Press) –

Muchos animales comparten tareas de crianza de las crías, pero un nuevo estudio ha encontrado que las mamás bonobo van más allá y toman medidas para asegurarse de que sus hijos se conviertan en padres.

Desde evitar físicamente a otros machos a llevar a sus hijos cerca de hembras ovulantes, las mamás bonobo aportan un nuevo significado a la idea de ser dominantes, pero al hacerlo, elevan la posibilidad de paternidad de sus hijos.

«Esta es la primera vez que podemos mostrar el impacto de la presencia de la madre en un rasgo masculino muy importante de la aptitud física, que es su fertilidad», dice Martin Surbeck, primatólogo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Alemania. «Nos sorprendió ver que las madres tienen una influencia tan fuerte y directa en el número de nietos que tienen», añade.

Surbeck y sus colegas observaron poblaciones silvestres de bonobos en la República Democrática del Congo, así como poblaciones silvestres de chimpancés en Costa de Marfil, Tanzania y Uganda. Descubrieron que, aunque las madres bonobo y chimpancé abogaban por sus hijos en los conflictos entre machos, las mamás bonobo hicieron todo lo posible por ayudar a los esfuerzos de copulación de sus hijos, lo que implicaba proteger los intentos de apareamiento de sus hijos de otros machos, intervenir en los intentos de apareamiento de otros machos e intencionalmente llevar a sus hijos alrededor de hembras fértiles.

Las madres bonobo también pudieron usar su rango en la sociedad matriarcal de bonobo para dar a sus hijos acceso a lugares populares dentro de los grupos sociales de la comunidad y ayudarles a alcanzar un estatus más alto, y, por lo tanto, mejores oportunidades de apareamiento. Los autores señalan que estas interacciones fueron raras en las sociedades de chimpancés, probablemente porque los hombres ocupan posiciones dominantes sobre las mujeres, lo que hace que las acciones de las madres chimpancé sean menos influyentes que las de las madres bonobo.

Curiosamente, las mamás bonobo no brindaron una ayuda similar a sus hijas, ni hubo observaciones de que las hijas recibieran ayuda para criar a sus hijos. «En los sistemas sociales de bonobo, las hijas se dispersan de la comunidad nativa y los hijos se quedan –detalla Surbeck–. Y para las pocas hijas que se quedan en la comunidad, de las que no tenemos muchos ejemplos, no las vemos recibiendo ninguna ayuda de sus madres».

En el futuro, a Surbeck y su equipo les gustaría entender mejor los beneficios que estos comportamientos confieren a las madres bonobo. Actualmente, piensan que permite una continuación indirecta de sus genes. «Estas hembras han encontrado una manera de elevar su éxito reproductivo sin tener más descendencia», dice, señalando que la prolongación de la vida femenina humana post-reproductiva, así como la edad temprana en que las mujeres humanas ya no pueden tener hijos, puede haber evolucionado a partir de este método indirecto de continuar su línea genética.

Surbeck reconoce que la recopilación de datos sobre la vida post reproductiva de las hembras en las comunidades de chimpancés y bonobos requerirá un estudio colaborativo a largo plazo, similar a este. «Sin la ayuda y la participación de todos los sitios de campo donde se recolectaron los datos, podrían haberse pasado por alto estas interacciones importantes–dice–. Ahora, como director de un sitio de campo de bonobo, espero seguir explorando este tema».

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