Ciudad de Guatemala/Managua
Agencia (dpa)

Una alerta epidemiológica ante un caso sospechoso de sarampión en Guatemala despertó la preocupación en Centroamérica ante el riesgo del rebrote de la enfermedad, erradicada en la región desde hace 20 años.

Autoridades de salud de Guatemala emitieron la semana pasada un alerta ante un caso sospechoso de sarampión procedente de Alemania. Se trata de una joven de 17 años que hasta el viernes pasado permanecía en aislamiento en un hospital privado «con fecha de inicio de erupción el 16 de enero».

De acuerdo con el ministro de Salud guatemalteco, Carlos Soto, la adolescente regresó de Alemania el 7 de enero e informó haber tenido contacto con dos personas confirmadas de sarampión en ese país.

Como resultado, el Gobierno de Nicaragua anunció hoy que tomará medidas preventivas especiales, indicó la vicepresidenta, vocera oficial y primera dama, Rosario Murillo.

En declaraciones a medios oficiales, la funcionaria dijo que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) le notificó al Gobierno nicaragüense sobre el caso ante el riesgo de que se desate una epidemia regional de la enfermedad.

«Vamos a reforzar todas las medidas de vigilancia con énfasis en puntos de entrada; asegurar el cumplimiento del esquema de vacunación y también con las personas que viajan al extranjero y se atienden en unidades de salud privadas que coordinen, que notifiquen inmediatamente cualquier caso sospechoso de sarampión», dijo la vicemandataria.

Murrillo recordó que Nicaragua se ha mantenido libre de sarampión desde 1994, mientras que el Ministerio de Salud guatemalteco informó la semana pasada que el país se encuentra libre de casos reportados de sarampión desde 1998.

Soto detalló que el probable período de incubación de la paciente afectada coincide con la fecha en que estuvo en el país europeo, donde hubo 800 casos de sarampión en el período 2016-2017.

El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y se presenta con síntomas como erupciones cutáneas, fiebre alta, tos y secreción ocular y nasal.

Según la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad cobró la vida de unas 90 mil personas a nivel mundial en 2016.

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