Por Peter Münch
Agencia DPA

Las viejas aventuras pixeladas siguen siendo muy divertidas, pero encontrar consolas originales en buen estado es difícil y a menudo no funcionan bien con los televisores actuales. Por suerte hay otras formas de disfrutar de los juegos retro.

La Super Nintendo, la Playstation o la Sega Mega Drive impusieron nuevos estándares gráficos en su momento, pero quien enchufe las consolas de los años 80 o 90 en un televisor plano sufrirá una decepción, porque la calidad gráfica que en su día fue extraordinaria no se ve bien en las pantallas Full HD y 4K.

Quien quiera utilizar de todos modos la antigua consola tiene dos opciones: o bien se compra un antiguo televisor de tubos catódicos o utiliza un «elevador de escala», un dispositivo que adapta la imagen a los televisores modernos.

«El problema es que los elevadores de escala no funcionan bien con todas las consolas», advierte Andreas Lange, del Museo del Videojuego de Berlín. Por eso, este experto recomienda a quienes solamente sean jugadores esporádicos comprarse una consola retro, las nuevas ediciones modernizadas que adaptan los antiguos juegos a la tecnología actual.

Por ejemplo la NES Classic Mini de Nintendo, el relanzamiento del Nintendo Entertainment Systems de los años 80. Este dispositivo es compatible con televisores actuales y basta con enchufar el cable HDMI y encenderla para que funcione. El único inconveniente es que sólo hay 30 juegos disponibles, entre ellos grandes clásicos como «Super Mario Bros», «The Legend of Zelda» y «Donkey Kong», pero no se la puede ampliar. Oficialmente la consola está agotada, pero en Internet sigue habiendo ofertas a precios bastante elevados. Nintendo ha prometido que volverá a sacarla al mercado en 2018 en vista del éxito.

También existe una versión modernizada de su sucesora, la Super Nintendo, con 21 juegos preinstalados, entre ellos «Super Mario World», «Super Mario Kart», «Zelda: a Link to the past» o «Fz-Zero».

Las principales ventajas respecto de la NES Classic Mini son que lleva dos mandos y el cable es bastante más largo. La SNES Classic Mini se vende por unos 100 euros y los fans no deberían pagar más.

Existe asimismo una Sega Mega Drive en formato mini y a principios de 2018 se espera la llegada de la C64 renovada. La favorita del público en su día llegará con conexión HDMI, dos puertos USB y una reproducción del joystick original de los años 80, por un precio de unos 80 euros.

Quien no quiera revivir sólo uno sino varios clásicos, puede encontrar en la red multiconsolas retro que prometen reunir varios modelos y miles de juegos en un único aparato. Un ejemplo es la RetroEngine Sigma de la empresa californiana Doyodo. Suministrada a través del portal de financiación Indiegogo, esta consola incluye 28 diferentes modelos como la Atari 2600, NES, N64 Sega Master System o la Game Boy.

Lleva 15 juegos preinstalados que permiten jugar hasta a dos personas a la vez. En teoría cualquier juego que haya para estas consolas se puede usar, y se pueden añadir mediante el menú de escritorio de la consola, a través del smartphone o una tarjeta SD. La conexión con el televisor es por HDMI. En 2018 saldrán nuevos dispositivos a un precio de unos 70 euros.

Con la minicomputadora Raspberry Pi y el emulador gratuito de consolas Kit Retropie los usuarios con conocimientos técnicos pueden construir por sí mismos las consolas antiguas. Para empezar basta el kit Rasperry Pi Zero W Essentials, que cuesta unos 26 euros, un hub USB activo (por unos 15 euros) y una tarjeta SD rápida con al menos 4 GB de memoria. Además mandos bluetooth o USB. En la web RetroPie hay instrucciones para la instalación.

Un último camino posible para disfrutar de las consolas clásicas son los emuladores. Se trata de programas que simulan el hardware de las viejas consolas en computadoras con Windows, macOS o Linux. Los juegos se pueden descargar en CD ROM, copias digitales de los originales, en diversas páginas de Internet.

En lo que respecta a los derechos, es una zona gris, señala el abogado experto en derechos de autor Henry Krasemann. Por ejemplo, Nintendo prohíbe de forma general en sus condiciones de uso la copia de los juegos en CD ROM.

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