Baikonur/París
Agencia/dpa

Un cohete de protones puso en órbita el primer terminal del Sistema Europeo de Transmisión de Datos (EDRS, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es reunir datos de los satélites mediante la técnica láser y transmitirlos a la Tierra con mayor rapidez.

El cohete de protones ruso despegó de la base de Baikonur, en Kazajistán, llevando a bordo el sistema de telecomunicaciones Eutelsat 9B, que pesa 5 mil 175 kilogramos. El satélite lleva acoplada la terminal EDRS-A, que funcionará como un transmisor superrápido.

Gracias al EDRS, los datos almacenados en los satélites llegarán mucho más rápido a Europa. Esto facilitará, por ejemplo, la vigilancia de las fronteras o el envío de ayuda tras catástrofes naturales.

Muchos satélites de observación, como el Sentilen del programa europeo Copernicus, se mueven en órbitas terrestres bajas alrededor de la Tierra. Esos satélites tienen que estar a la vista de una estación terrestre para poder enviar la información que recopilan.

Sin embargo, el sistema EDRS recopilará vía láser las informaciones desde su posición geoestacionaria -más elevada- y podrá enviarlas inmediatamente a las bases terrestres. Esto se debe a que el sistema se encontrará en una órbita geoestacionaria, que tiene el mismo periodo de rotación que la Tierra.

El objetivo es poder enviar la información a los usuarios en un cuarto de hora. El principal reto ha sido ajustar el rayo láser entre los satélites de observación, a unos 800 kilómetros de altitud, y la estación, que estará a unos 36.000 kilómetros.

El segundo terminal se lanzará en 2017 con un satélite propio. Actualmente, se analiza el posible lanzamiento de otras dos estaciones para asegurar una cobertura global y que se puedan transmitir datos continuamente. El próximo verano (boreal) se ofrecerán los primeros servicios, destinados a dos satélites Copernicus.

El proyecto tiene un presupuesto de unos 500 millones de euros (540 millones de dólares), de los que Airbus aporta unos 140.

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