Por WILSON RING
MONTPELIER, Vermont, EE.UU.
Agencia/AP

Un hongo ha sido identificado como la causa de una misteriosa enfermedad que ha infectado a ciertas especies de serpientes en el este de Estados Unidos, amenazando a algunas poblaciones aisladas del reptil como la serpiente cascabel de los bosques que se encuentra en el oeste de Vermont.

El saber efectivamente la causa de lo que ahora se conoce como la enfermedad micótica de las serpientes permitirá a los científicos empezar a buscar las razones por las que ha surgido y qué puede hacerse, si acaso es posible, para frenar su propagación o para proteger a las serpientes del patógeno, dijo Jeffrey Lorch, un microbiólogo del Centro Nacional de Salud de la Vida Silvestre del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés), en Madison, Wisconsin.

Los científicos aún no saben con certeza si el hongo, ophidiomyces ophiodiicola, llegó recientemente a Norteamérica o ha estado ahí desde hace mucho tiempo y ahora algo lo ha hecho aparecer e infectar a varias especies de serpientes en estados de las regiones este y centro-norte de Estados Unidos.

En las pruebas de laboratorio que permitieron a los científicos relacionar al hongo con la enfermedad, las serpientes infectadas cambiaron su conducta de maneras que las podrían hacer más susceptibles a los depredadores o al ambiente, y los científicos tratan de determinar si el cambio climático juega un papel en ello.

«Estos animales de sangre fría van a ser mucho más sensibles a cambios climáticos, incluso leves», señaló Lorch, el principal autor del estudio publicado el 17 de noviembre en la revista MBio y que vincula el hongo con la enfermedad. «Y eso podría explicar por qué ellas son el canario en la mina de carbón. Si se trata de una enfermedad relacionada con el cambio climático, existe la preocupación de que esto sea sólo la punta del iceberg».

Los biólogos han comparado la aparición de la enfermedad micótica de las serpientes en la última década al hongo que causa el síndrome de la nariz blanca en los murciélagos, que desde 2006 ha matado a millones de estos mamíferos y sigue propagándose por Norteamérica.

En algunas zonas, la enfermedad micótica de las serpientes ha resultado muy letal, mientras que en otras la mayoría de las víboras infectadas se recuperan. Por ejemplo, mientras que las serpientes cascabel de los bosques en el noreste del país se han visto seriamente afectadas, las poblaciones de la misma especie de serpiente en la zona centro-norte del país parecen estar lidiando positivamente con la infección, explicó Lorch.

«Resulta potencialmente muy complejo tratar de detectar si existe este nivel crítico que estas poblaciones pueden alcanzar en que las condiciones de pronto son las correctas para que lo que normalmente sería sólo una molestia o apenas una leve infección se torne mortal», añadió Lorch.

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