Por PAT EATON-ROBB
STORRS, / Agencia AP

El doctor Robert Howe, un endocrinólogo de la reproducción residente en East Longmeadow, Massachusetts, dice que su experiencia médica le mostró cómo las tomografías computarizadas elaboran imágenes precisas de partes del cuerpo humano en 3D. Como estudiante de historia de la música se percató de que la misma tecnología podría ayudarle a estudiar instrumentos antiguos delicados.

Howe, quien estudia un doctorado en teoría e historia de la música en la Universidad de Connecticut, presentó su idea al profesor de teoría de la música Richard Bass, quien se puso en contacto con el ingeniero Sina Shahbazmohamadi, director de la institución para imágenes en 3D.

Juntos han desarrollado un proceso para el uso de la tecnología de tomografías computarizadas no sólo para elaborar imágenes de esos instrumentos sino para imprimir copias de algunas partes en tercera dimensión que hará posible tocarlos.

Esta semana comenzaron el proceso para conseguir una patente.

La tomografía computarizada ha generado resultados emocionantes, por ejemplo, las imágenes que muestran que la elaboración de un corno inglés del siglo XVIII es mucho más complicada de lo que se creía.

Dado que nadie permitiría que uno de estos raros y frágiles instrumentos fueran cortados, los expertos no podrían ver la intricada red de perforaciones y broches de madera que mantienen junto el instrumento, dijo Howe. Una radiografía normal tampoco mostró que los broches son del mismo material del que está hecho el corno.

Un descubrimiento de Shahbazmohamadi permitió al equipo escanear al mismo tiempo metal y madera. Eso les posibilitó obtener imágenes en 3D idénticas de objetos como la boquilla de uno de los primeros saxofones hechos por Adolphe Sax en el siglo XIX.

«Sólo se conoce de la existencia de tres boquillas en todo el mundo», dijo Howe.

Antes de que esta tecnología existiera, cualquier intento de reproducir esta parte hecha a mano habría requerido una medición con calibradores de metal y otros instrumentos que habrían dejado marcas en el objeto. Luego un artesano habría tenido que usar esas medidas para elaborar un duplicado, lo que representa un proceso largo y costoso.

En lugar de eso, los músicos han hecho lo mejor que pueden para tratar de adaptar boquillas modernas a saxofones antiguos. Los resultados musicales suelen ser decepcionantes, dijo Howe.

Paul Cohen, un saxofonista que imparte clases en la Universidad de Nueva York, dijo que el trabajo de Howe podría ayudar mucho a los expertos que tratan de entender cómo sonaba la música de hacer muchos siglos.

«Si pueden reproducir con precisión las dimensiones de la boquilla que inventó el mismo Adolphe Sax sería de una importancia fundamental para la comprensión de nuestro instrumento», dijo.

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