Los astronautas se aventuraron en su segunda caminata espacial en menos de una semana para instalar nuevos y potentes paneles solares fuera de la Estación Espacial Internacional.
El francés Thomas Pesquet y el estadounidense Shane Kimbrough continuaron donde se quedaron el miércoles, cuando el traje espacial y otros problemas les impidieron desenrollar el primero de una serie de paneles solares.
«Recuerden: hoy son mariposas con bíceps», dijo por radio la astronauta Megan McArthur desde adentro.
Después de empujar y tirar, los caminantes espaciales lograron desplegar y alinear el panel solar de modo que ambas mitades ahora estuvieran de punta a punta, asemejándose a un rollo de toallas de papel. Su grito de «¡Woo-hoo!» fue recibido con aplausos en Control de Misión, en Cabo Cañaveral, Florida.
Los dos tuvieron que esperar hasta que estuvieran de regreso en el lado nocturno de la Tierra, y los viejos paneles solares de la estación ya no absorbieran la luz del Sol ni generaran energía, antes de realizar las conexiones eléctricas finales. De lo contrario, podrían electrocutarse.
Estas nuevas alas solares están diseñadas para desplegarse como una alfombra roja, a diferencia de las antiguas que se desplegaban como un acordeón. Aportarán más electricidad a la estación a medida que crece la demanda de experimentos y turistas espaciales.
La NASA originalmente asignó dos paseos espaciales para el trabajo, uno por cada panel solar a instalar, pero los encargados agregaron una tercera caminata, dados todos los problemas anteriores. Pesquet y Kimbrough volverán a salir el viernes para completar el trabajo en el segundo panel entregado por la empresa espacial Space X a principios de este mes.
Este primer par aumentará las alas solares más antiguas de la estación espacial, que tienen unos 20 años de funcionamiento continuo.
SpaceX entregará dos pares más durante el próximo año.