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Cada año el 24 de marzo se celebra el Día Mundial de la Tuberculosis con el fin de recordar el descubrimiento que se hizo en 1882 de la bacteria responsable de la enfermedad por el microbiólogo alemán, Robert Koch y para tener presente que aún muchas personas alrededor del mundo contraen la enfermedad, que inclusive puede ser diagnosticada de forma errónea en diversas ocasiones.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 142 años después la tuberculosis sigue siendo de las enfermedades infecciosas más mortales, por ello aumentar la conciencia pública sobre el tema es importante.

“SALVEMOS VIDAS”

El lema para el día en este 2022 es “Invirtamos para poner fin a la tuberculosis. Salvemos vidas”, ya que se busca transmitir la urgencia que está provocando este año la enfermedad en la sociedad y que otro de los estragos de la pandemia del COVID-19 ha sido revertir años de progreso en cuanto a la tuberculosis y por eso la mortalidad ha vuelto a incrementar.

El lema para el día en este 2022 es “Invirtamos para poner fin a la tuberculosis. Salvemos vidas”. Foto: La Hora/OPS.

“LO PRIMERO QUE PIENSA UNO ES LA MUERTE”

Una persona que prefiere mantener el anonimato bajo las siglas E.V. relató para Nosotras LH su experiencia con esta enfermedad.

Era el año 2004 cuando E.V. comenzó a tener mucha tos y fiebre, a pesar de que pasó con ella durante mucho tiempo solo pensó “que era una tos que se había prolongado”, nunca había pasado por su mente que podía ser una enfermedad grave y mortal.

 

No obstante, cuando comenzó a notar con el pasar del tiempo que esta no se iba, así como la gente a su alrededor, un amigo de su papá le dijo que debería ir a una revisión y les recomendó un lugar estatal ubicado en zona 1, fue allí donde le hicieron la prueba cutánea y le informaron que era positiva a tuberculosis.

Recuerda que una de las primeras preguntas que le hizo al médico fue sobre cómo la había podido contraer, y fue allí cuando el experto le explicó que es un virus que cualquiera puede respirar todos los días en cualquier lugar y que la única diferencia había sido que las defensas de E.V. estaban muy bajas y así fue como el virus le atacó.

Aún muchas personas alrededor del mundo contraen la enfermedad. Diseño: Roberto Altán/La Hora.

“Cuando salí fue muy feo porque lo primero que piensa uno es la muerte, no en la cura o en el tratamiento que existe, y por eso yo me puse realmente muy mal, pero la explicación que me dio el doctor fue muy convincente que te puedo decir que el sentimiento como tal me duró las dos horas que estuve allí y que cuando salí lo hice entendiendo que era una enfermedad controlable”, relató E.V.

OTRO PROCESO

Y es así como se da paso al siguiente proceso de la enfermedad: el tratamiento.

Lo primero que le mencionaron los médicos a E.V. es que existía un tratamiento que debía seguir al pie de la letra. Reconoce que tuvo el gran privilegio de optar primero por medicina gratuita en dicho centro de salud pública y que cada siete días le brindarán las dosis de la semana para tomarla en su casa; “a muchas otras personas las hacen llegar todos los días por la medicina y que así los doctores vean que se la está tomando”.

 

LA RECAÍDA

No obstante, E.V. reconoce que la irresponsabilidad le llevó a tener que alargar el proceso de tratamiento, pues cuando comenzó a sentirse mejor dejó de seguir el mismo y fue así como tuvo una recaída.

En 2005 volvió a dicho lugar y le volvieron a dar la oportunidad de tomar el medicamento en su casa, sin embargo, quedaron grabadas en su mente las palabras que le dijo la doctora:

“Si usted no cumple con este último tratamiento que se le dará ambulatorio y vuelve a recaer, lo tendremos que internar”.

La llegada de la pandemia del COVID-19 ha generado retrasos en el progreso en cuanto a la tuberculosis y por eso la mortalidad ha vuelto a incrementar. Foto: Archivo/La Hora.

Esta vez su tratamiento incluía una inyección diaria durante tres meses y las 10 pastillas diarias (las mismas que la primera vez), y a todo esto le tenía que sumar la fatiga constante y falta de peso.

Un proceso que E.V. describe como largo y tedioso ya que debía ingerir las 10 pastillas diarias en el mismo momento, es decir una tras otras, “llegué a un grado de preferir tomarme las 10 pastillas con un trago de agua, y hasta el día de hoy prefiero una inyección a estar tomando pastillas”, recalcó.

LA IMPORTANCIA DEL APOYO

Uno de los aspectos que mencionó es que sigue existiendo discriminación hacia las personas que padecen esta enfermedad, inclusive, aunque ya la hayan superado.

 

En su caso agradece que desde su espacio familiar siempre hubo apoyo, no cambiaron los tratos hacia su persona, así como con sus amistades. Un aspecto fundamental para sobrellevar esta enfermedad y el proceso de curación.

Reiteró que no hay ningún sentido para discriminar a quienes lo padecen, lo único es tomar las precauciones necesarias al estar cerca de una persona que actualmente esté contagiada.

De acuerdo con la OMS, 142 años después la tuberculosis sigue siendo de las enfermedades infecciosas más mortales. Foto: La Hora/AP.

HABLARLO E INFORMAR

Desde su experiencia con la tuberculosis E.V. aconsejó que quienes estén contagiados tengan la confianza de informar a las personas con las que se rodean ya que no sería nada agradable enterarse que se contagió a otra persona.

Y anima a que quienes tengan la enfermedad no se den por vencidos y cumplan a cabalidad el tratamiento ya que hay varios lugares estatales que lo proveen de forma gratuita y es una oportunidad que se debe aprovechar.

 

“Hay mucha gente que no se entera y pierden la posibilidad de optar por ello, por eso también sería bueno que las autoridades den más información sobre esto, y recordarles que la enfermedad sigue existiendo, sí da, a mí me dio”, finalizó.

17 años después E.V. puede decir que sobrevivió a la tuberculosis y ser un ejemplo, una luz de esperanza para los demás.