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Jovial y alegre, así se puede describir a Paula Lima, socióloga de profesión, es una mujer que puede ser englobada en varios aspectos, aunque resaltan dos: el ser bastante aguerrida, que se traduce en que aun en las dificultades y crisis le gusta verse más allá de lo puede pensar en el instante y su pasión por la bicicleta.

En 2015 compró su primera bicicleta, y de ahí en más no habría vuelta atrás para el amor que desarrollaría por ella, se convertiría en su medio de transporte, en su compañera de viajes y en su herramienta para superar procesos complicados en su vida, y que le llevó a estar actualmente a ser seleccionada nacional.

 

 

 

UN AMOR SIN MATICES

“Yo siempre he creído que la bicicleta tiene dos puntos, no hay grises, o te gusta o no, y a mí me encanta andar en bici”, remarcó Paula.

Según comentó, su papá y hermano solían hacer ciclismo de montaña como hobby, y desde que tiene memoria Paula recuerda que siempre le pedía que la llevaran; sin embargo, eso nunca ocurrió, por lo que en su “rebeldía” ahorró y se compró una por su propia cuenta. Desde entonces la utilizaba para irse a la universidad y su trabajo, no sabía nada, simplemente le fascina poder pedalear y fue así como el amor hacia este medio de transporte surgió.

Fue así como comenzó en el ciclismo urbano, salía en la ciudad y sus alrededores de vez en cuando, en 2017 mientras realizaba su EPS le robaron su bicicleta y cayó en depresión, el año siguiente las cosas no serían tan diferentes y Paula lo describe como “uno de los peores años de su vida”, en donde le volvieron a robar otra bicicleta; sin embargo, el carácter aguerrido salió a la luz.

“Conseguí dinero por medio de consultorías, ahorré para conseguir otra bicicleta y ya ese año salía todos los días, no había un día en donde no estuviera montada en la bicicleta”, relató con una leve sonrisa.

La bicicleta fue su herramienta e instrumento para poder salir de episodios depresivos, ataques de ansiedad y pánico.

 

LA BICI MENSAJERÍA PARTE I

Paula actualmente labora siendo bici mensajera, pero es una historia que se divide en dos partes, la primera comienza en el año 2020 cuando la pandemia del COVID-19 llega al país, y todos los proyectos de sociología en los que estaba Paula se caen. Su pareja hacía bici mensajería, y así fue como descubrió que era algo que podía hacer.

“Esto fue bien escueto porque lo empecé a hacer durante el inicio de la pandemia, pero al poco tiempo empezaron a salir proyectos en los que podía involucrarme y preferí retomar esos trabajos”, admitió.

No obstante, la idea y la espinita de la bici mensajería continuaron presentes en su vida, tanto así que comenzó a adentrarse un poco más en ese mundo, vio referentes en otros países del mundo, donde muchas mujeres realizan este trabajo, y eso era lo que ella buscaba tener un referente o imagen de mujeres haciendo eso.

Paula tuvo la oportunidad de entrar a la selección nacional. Foto: Cortesía.

UN GUSTO PROPIO

La bicicleta continuó siendo su medio de transporte, por lo que ésta seguía estando presente en su vida, y Paula decidió comenzar a entrenar y prepararse para ciertas carreras que eran de su agrado.

“Lo hacía sobre todo porque hay muy pocas mujeres en el medio del ciclismo que se meten a estas carreras, pero es bonito, porque veo a las bicicletas como un proceso de emancipación que se da en las mujeres, y creía que, si alguna otra mujer me veía corriendo, tal vez se unía conmigo y cada vez vamos jalando a más”, reconoció genuinamente.

 

EL RECORRIDO HASTA LA SELECCIÓN NACIONAL

El año pasado comenzó a utilizar una bicicleta de piñón fijo, y continuó sus entrenos con la misma por las calles de la ciudad, sin saber que un día de esos alguien la vería y su vida tendría un giro; pues el entonces entrenador de la selección le hizo llegar el mensaje a Paula por medio de su pareja para que llegara al velódromo, hiciera ciertas pruebas, entrenara en la escuela de pista avalada por la Federación Nacional con la oportunidad de entrar a la selección.

“Yo tengo que dejar de entrenar por más o menos dos meses, porque me salieron proyectos de sociología en los que debía viajar, y no me daba tiempo de entrenar en el velódromo, sin embargo, el año pasado a finales le escribí a quien era mi entrenador, Carlos Cuté, para ver si podía continuar con mis clases, pero me dijo que no porque la Federación lo había contactado para ser el entrenador”, narró Paula.

Debido a complicaciones económicas Paula decidió realizar bici mensajería. Foto: Cortesía.

En ese momento cruzó por su cabeza quedarse solamente con proyectos de sociología y ya. Sin embargo, su pareja fue un gran impulsor para que Paula volviera a contactar a Carlos y preguntarle si podía entrenar y cuál era el proceso para ser parte de la selección.

Luego de eso Carlos le comentó que le daría la oportunidad de entrar a la selección porque Paula tiene la técnica, fuerza y velocidad que se requiere, y con los entrenos seguirían puliendo sus habilidades.

 

Desde enero del presente año Paula pertenece a la tercera línea de atletas de ciclismo en pista, hay días en los que tiene entrenos de doble jornada, y así comenzó el proceso de nuevo de ver que podía hacer, ya que los trabajos a los que aplicaba y que la contactaron le decían que no podían cubrir sus horas de entreno, pero ella no quería dejar la oportunidad que se le había presentado.

 

LA BICI MENSAJERÍA PARTE II

Luego de una charla con su pareja y la preocupación de llegar a marzo y no tener dinero al no estar laborando, Paula decidió que no solo podía entrenar, entonces retomó la bici mensajería, “así es como comienzo a hacer esto, para empezar a sostener mi carrera de ciclista en pista, poder pagarme mis costos extras y a la vez es un momento que puedo usar para entrenar”.

Para contactar los servicios de mensajería de Paula, por medio de las redes sociales y también el número de teléfono que aparece en su tarifario de precios.

 

 

SENTIR EL ENTORNO

Aunque Paula reconoce que el tema de los ciclistas en la vía pública es nulo en el país, y que salir a la calle es todo un reto porque siempre debe estar pendiente de que no le atropellen los demás vehículos, no la acosen, el miedo a que roben o quieran hacer algo, “la calle es salvaje, pero también tiene experiencias donde te comunicas con el entorno social que te hace sentir bien”, explicó.

Para ella, utilizar este medio de transporte es una opción para convivir, sentir las cosas, sentir el aire, el calor, darte cuenta de la naturaleza, los paisajes e inclusive el olor de una panadería, por ejemplo.

Además, considera que la bicicleta es una facilidad única que la hace ir y vivir todo lo que la rodea, y además tiene un gran valor por toda la comunidad ciclística de Guatemala porque todos mantienen un amor por este medio de transporte que no se puede explicar tan fácil.

LO REPRESENTA TODO

Si Paula tuviera que describir con una palabra la oportunidad que está viviendo en la actualidad sería: TODO.

“Nunca me había sentido capaz, de que tenía el nivel de poder entrar y tener un tiempo para cumplir con el tema de practicar ciclismo en este nivel, pero era uno de mis sueños formar parte de la selección desde que comencé con la bicicleta de piñón fijo, pero es más importante que cualquier cosa, tanto así que dejé a un lado todo lo demás”, admitió.

 

COMPETENCIAS

En un futuro a corto plazo, Paula quisiera verse corriendo en una parada de pista, ya que nunca lo ha podido lograr por lo mismo de no haber mujeres, las competencias no existen o suelen cancelarse al no llegar al número de requeridas.

En un espacio un poco más lejano le gustaría participar en las mismas competencias, pero a nivel internacional y estar en una constante mejora, “mi ambición es mejorar y verme crecer como ciclista profesional, no tanto quedar en primer lugar, sino verme crecer en mis procesos porque hasta ahora ha sido muy bonito”, finalizó sonriendo.

Desde Nosotras LH queremos resaltar la perseverancia de Paula en busca de cumplir sus sueños, por compartir con tanta pasión una actividad que disfrutar, por buscar la manera de siempre salir por delante de cualquier situación y sobre todo por incursionar en una labor que no es muy reconocida en el país dentro de las mujeres.