Por AYA BATRAWY y EMILY SCHMALL
DUBÁI
Agencia (AP)
Desde India hasta Argentina, para millones de personas que ya batallaban para sobrevivir al margen de la economía, la vida se ha complicado todavía más debido a la cuarentena a causa de la pandemia, los despidos y la pérdida de oportunidad de ganar dinero de un arduo día laboral.
Aquí hay seis historias del mundo de personas cuyas vidas cambiaron drásticamente por la misma amenaza invisible.
BUENOS AIRES, ARGENTINA
Rosemary Páez Carabajal suele empujar un carrito de café en las calles de la capital Argentina, pero la cuarentena la obligó a parar. Páez Carabajal, su esposo — un herrero que también se quedó sin trabajo — y sus dos hijos, alquilan un solo cuarto en un edificio de dos plantas por el equivalente a 119 dólares al mes.
Ahora el carrito está sin usarse en el pasillo y la casa llena de libros de texto mientras la pareja intenta enseñar a su único hijo, de 7 años, en edad escolar.
El coronavirus llegó en un momento de ya dolorosa recesión en Argentina, con más de una tercera parte de sus 44 millones de residentes en pobreza, según cifras de finales de 2019.
NAIROBI, KENIA
Judith Andeka ya había conocido tiempos complicados, pero nada parecido a esto.
La viuda de 33 años y madre de cinco ganaba entre 2,50 y 4 dólares al día lavando ropa en Kibera, uno de los barrios pobres más grandes del mundo. Al no ir a trabajar las personas por las restricciones del movimiento, los vecinos no pueden pagar por sus servicios.
YAKARTA, INDONESIA
Cuando Budi Santosa perdió su empleo como cocinero en un restaurante de comida rápida china, el padre de dos pequeños se convirtió en una de casi 2 millones de personas que se han quedado sin trabajo como resultado de la pandemia. Las restricciones para contener el virus también impactaron el segundo trabajo del hombre de 32 años, en donde ganaba dinero adicional como conductor nocturno.
«El gobierno nos dijo que nos quedáramos en casa», dijo, «pero si me quedo en casa, mi esposa e hijos no tendrán comida».
EL CAIRO
Cuando el gobierno cerró las tradicionales cafeterías, o «ahwas» como se las llama en el Medio Oriente, Hany Hassan, de 40 años, se quedó sin empleo. Ganaba apenas 5 dólares al día, pero por lo menos era suficiente para alimentar a su familia.
«Es una situación muy difícil… estamos financieramente arruinados», dijo el padre cuatro hijos.
AMÁN, JORDANIA
El extenso confinamiento de Jordania ha golpeado duro en al-Wehdat, un campo de refugiados empobrecido en la capital. Los hermanos Mohammed y Khalil Yousef se ganaban la vida un día a la vez como conductores de camión transportando materiales de construcción y productos agrícolas.
Mohammed dijo que los residentes suelen ayudarse entre ellos en momentos difíciles, pero pedir prestado de los vecinos actualmente no es una opción. «Todo el campo está sin trabajo ahora», dijo.
LUCKNOW, INDIA
Mahesh y Gita Verma atendían un puesto de flores afuera de un templo hindú en honor al dios mono Hanuman en el norte de India. Cuando las autoridades impusieron la cuarentena, se quedaron sin trabajo por tiempo indefinido como muchos otros en el sector informal, que representa 85% de la fuerza laboral de India.
La pareja y sus cinco hijos, entre los 8 y 20 años, ya vivían al día antes del coronavirus. Ahora se limitaron básicamente a platillos a base de papa.