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Washington
DPA

El presidente del Banco Central de Brasil consideró hoy que la crisis política que enfrenta actualmente la presidenta Dilma Rousseff afectó más a la economía del país que los problemas en los mercados de materias primas o la desaceleración global.

«En este momento el comportamiento del sector privado se ve afectado principalmente por los hechos relacionados con los eventos políticos locales, que han tenido más peso que los factores económicos», señaló Alexandre Tombini en la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington.

Sus declaraciones se producen pocos días antes de que la Cámara de Diputados vote mañana sobre la apertura del juicio político contra Rousseff, a quien se acusa de realizar maniobras contables para ocultar la verdadera situación fiscal del país.

Según un informe publicado por el FMI esta semana, el déficit anual de Brasil estuvo durante años por debajo del tres por ciento del producto interno (PIB), hasta 2014, cuando subió al seis por ciento. El déficit se infló el año pasado, cuando fue de 10,3 por ciento.

Rousseff, que ocupa el cargo desde 2011, sufrió una fuerte pérdida de apoyo popular en el marco de una profunda recesión, alto desempleo y una investigación sobre casos de corrupción en el gigante petrolero estatal Petrobras, que involucraron a figuras del mundo empresarial y de todo el espectro político en Brasil, inclusive de su Partido de los Trabajadores (PT).

Tombini, que fue nombrado por la mandataria, dijo que «el desafío económico más importante» sigue siendo controlar el déficit fiscal.

«Pese a que el clima político actual no ha favorecido la aprobación de reformas fiscales, en cuanto haya mayor claridad en este aspecto se hará frente a los desafíos fiscales y las perspectivas económicas mejorarán», señaló.

Después de años de fuerte crecimiento, la economía brasileña se contrajo un 3,8 por ciento el año pasado, según datos del FMI.

Hace seis meses el Fondo preveía que la contracción se ralentizaría en 2016 a alrededor del uno por ciento, hasta regresar a la senda del crecimiento en 2017 con un dos por ciento.

Sin embargo, las últimas previsiones del organismo publicadas esta semana son bastante más pesimistas y estiman una contracción del cuatro por ciento este año y luego una estabilización, pero sin crecimiento, para 2017.

Tombini dijo que las «dificultades» del mercado de materias primas «tuvo un impacto significativo en la inversión local, principalmente en los sectores minero y de energía» en Brasil, tal como ocurrió en otros países emergentes o en desarrollo.

Además señaló que la recesión ayudó a que la alta inflación que sufría Brasil fuera rápidamente contenida, pero advirtió que la persistencia de riesgos inflacionarios no permitió aún que el banco central relaje su política monetaria.

El jefe del Banco Central dijo que la inversión extranjera directa sigue siendo «fuerte» pese a que diversas agencias de calificación rebajaron la nota de la deuda estatal brasileña y del sector privado.

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