Por LORNE COOK y DEREK GATOPOULOS
BRUSELAS, Bélgica
Agencia/AP
El primer ministro griego intentaba ayer salvar las diferencias que lo separan de los acreedores internacionales del país sobre el plan de reformas que Grecia debe llevar a cabo a cambio de fondos del rescate, un dinero que Atenas necesita para evitar una potencialmente desastrosa suspensión de pagos la próxima semana.
Antes de partir hacia la reunión de Bruselas, el primer ministro de izquierdas Alexis Tsipras criticó al Fondo Monetario Internacional por ser innecesariamente exigente con las reformas propuestas por su gobierno.
El FMI considera que las reformas de ahorro presupuestario, exigidas por los acreedores a cambio de los fondos del rescate, se centran demasiado en el aumento de impuestos, que pueden afectar a las empresas, en lugar de recortar el gasto.
Tsipras dijo que siempre y cuando Atenas consiga el ahorro necesario, el FMI no debería tener nada que decir sobre las políticas concretas que adopta un país soberano.
«O bien no quieren un acuerdo o hay otros intereses más allá de lo que afecta a Grecia», escribió Tspiras en su cuenta oficial de Twitter.
Tsipras llegó a la sede de la Unión Europea pronto para reunirse con responsables de la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo e intentar cerrar un acuerdo antes de la cumbre de la UE que comenzará el jueves por la noche. Se espera que los ministros de finanzas de los 19 países de la moneda única trabajen durante la noche para ultimar los detalles de cualquier posible acuerdo antes del inicio de esa reunión.
«Su intención es no negociar», dijo un funcionario sobre los líderes de los gobiernos de la UE. «Su expectativa es dar la bienvenida a un acuerdo», apuntó la fuente, hablando bajo condición de anonimato porque la delicadeza del tema.
Grecia tiene que pagar el martes un tramo de deuda de 1.600 millones de euros que no puede permitirse a menos que desbloquee 7.200 millones de euros (8.100 millones de dólares) en dinero de rescate de sus acreedores.
A pesar de los persistentes desacuerdos con el FMI y varios funcionarios de la UE, el ministro griego de Economía, Giorgos Stathakis, dijo que confiaba en poder cerrar un trato a lo largo del día.
«Solo quedan detalles — un pequeño hueco», dijo a la televisora privada Mega Television. «Estará terminado hoy».
Elegido tras una campaña contra el rescate el pasado enero, el partido de izquierdas de Tsipras, Syriza, había prometido dejar atrás las medidas de austeridad y pedir la condonación de una gran parte de la deuda contraída con el rescate. La formación podría tener problemas ahora para convencer a sus propios legisladores de que respalden un nuevo acuerdo que debe ser aprobado por la cámara nacional antes del lunes por la noche.
Atenas se ha visto forzada a realizar concesiones debido a un acuciante calendario de pagos y a una economía lastrada por las dudas: Una vuelta a la recesión, rebajas en las calificaciones internacionales y una dramática retirada de depósitos bancarios que amenazaron con bloquear el sistema financiero del país.
Stathakis insistió en que las concesiones fueron mutuas.
Grecia convenció a sus acreedores para reducir sus exigencias sobre el superávit primario — en el que no se incluiría el pago de intereses de la deuda — agregó. Como resultado de esto, la economía griega debería crecer entre un 1 y un 1,5% este año.
También se mostró optimista sobre la recuperación de la confianza en el país. Desde el viernes, el Banco Central Europeo ha tenido que incrementar el crédito de emergencia que las entidades griegas pueden retirar. Estos fondos son necesarios para ayudar a los bancos a afrontar la pérdida de depósitos.
«Los depósitos bancarios regresarán», dijo Stathakis. «Y habrá un retorno a condiciones de liquidez. Esta vez el dinero retirado, en comparación con 2012, está siendo guardado (en casa) y no enviado al extranjero, así que creo que este fue el acuerdo más equilibrado posible dadas las circunstancias».
