Si bien el teletrabajo ya existía desde hace algunos años, la modalidad fue implementada aún más con la llegada de la pandemia. Migrar de una oficina hacia la comodidad del hogar, parece a simple vista un modelo casi utópico, ¿verdad? Pues este es uno de los mitos que el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) ha deconstruido, planteando que el teletrabajo, al igual que el resto de modelos, requiere estrategias propias que permitan a los trabajadores desarrollarse en un ambiente sano y productivo.
HAY QUE ENTENDER QUE EL TELETRABAJO NO ES PERFECTO
“La realidad es que no todo el mundo quiere teletrabajar, ni lo quieren hacer siempre”, dijo Mireia Heras, profesora del IESE; esta conclusión se basa en un estudio donde se entrevistó a 3,450 trabajadores, de los cuales solo el 12% afirmó que podría teletrabajar todos los días. Entre las razones para utilizar esta modalidad en cada jornada los entrevistados destacaron:
El 36% de los entrevistados comentó que preferiría teletrabajar 3 días a la semana; el 32%, dos días semanales; y un 9% cuatro días. Por otro lado, el 7% indicó que accedería a teletrabajar solo un día a la semana y el 4% se negó a trabajar ni un solo día bajo esta modalidad.
¿POR QUÉ SE ANHELA EL TRABAJO PRESENCIAL?
Para este estudio Isabella Meneghel, psicóloga en Barcelona, detalló que la principal razón por la cual se busca regresar al trabajo presencial es la interacción social. “Las relaciones interpersonales son indispensables para nuestro bienestar, también en el ámbito laboral. Los micromomentos de felicidad en los que nos sentimos conectados de manera significativa con los demás, no solo a nivel personal, sino también en el trabajo, forman parte de ese bienestar, y esto es muy difícil mantenerlo a nivel online”, explicó.
Aunque la psicóloga comentó que el talento junior se adapta más fácilmente que el senior, es necesario fomentar la socialización con ambos grupos. “De manera más general, el talento más junior se adapta mejor a las relaciones no presenciales, simplemente porque está más familiarizado con la tecnología de lo que pueden estar los más seniors. Ello no significa que no necesiten el contacto social. De hecho, cuánto más jóvenes, más importantes son los grupos de referencia”, desarrolló.
Asimismo, la comunicación digital puede presentar acciones que en la vida presencial serían fáciles de gestionar, pero no en la virtualidad. “En la comunicación presencial, incluso los silencios y las pausas son algo normal, mientras que en el entorno virtual no es posible. Genera dudas sobre si hay problemas técnicos”, ilustró.
También el hecho de cambiar de ambiente y lugar físico, y estar en movimiento, contribuyen a una mayor creatividad que si se está en el mismo lugar todo el día; “vamos pasando de una reunión a otra o, simplemente, sin tiempo de desconectar mentalmente entre una y otra tarea”.
ENTONCES, ¿CÓMO PODEMOS READECUAR EL TELETRABAJO?
Partir del concepto de que el teletrabajo en sí no es un modelo perfecto permite iniciar la búsqueda de soluciones para transformar esta modalidad en una manera disfrutable y óptima de laborar. Primero se detalla que hay que cambiar la mentalidad condicionada a que solo en una oficina es posible trabajar óptimamente y que esto equivale a compromiso y buen rendimiento.
SEPARAR LOS ESPACIOS LABORALES DE LOS PERSONALES
El instituto recomienda como primera estrategia el crear rutinas de conexión y desconexión, así como tiempos y espacios. Para ello es importante coordinar con la familia o quienes comparten el espacio físico para no interrumpir tareas, se sugiere plantear las rutinas diarias y así evitar interferir en las funciones de cada uno.
Asimismo, se sugiere evitar el “multitasking” entre tareas del hogar o responsabilidades personales y las laborales.
TRABAJAR AL RITMO DE LAS NECESIDADES DEL EMPLEADO
A nivel de empresa se sugiere crear horarios que permitan al empleado trabajar sus actividades laborales diarias y luego desarrollarse individualmente. “Trabajar en un horario que se adapte a las necesidades del cliente, el biorritmo del empleado y las necesidades familiares”.
CREAR FRONTERAS FÍSICAS Y PSICOLÓGICAS
Al compartir un mismo espacio físico para el trabajo y la vida diaria se sugiere crear barreras y calendarizar cada función. Para ello el primer paso es crear rutinas de comunicación entre los trabajadores y las personas del entorno personal.
Luego de definir los horarios es vital abstenerse de sobrepasarlos, en palabras de IESE: “Evitar la conexión constante en los ratos que no entran dentro de la rutina propia del trabajo”. Para esto se recomienda crear “microtiempos” de distanciamiento, por ejemplo, antes de iniciar la jornada hacer una caminata, luego realizar actividades laborales y luego tomar una pausa para un bocadillo o café.
También se detalla que un espacio físico para laborar a distancia debe ser preferiblemente:
– Un espacio específico para el trabajo;
– Cómodo y confortable: amplio, luminoso, ventilado, limpio y silencioso;
– Los dispositivos se implementan al inicio de la jornada y se recogen al final de ella;
– Seguir una rutina de aseo del espacio
BUENAS PRÁCTICAS PARA REUNIONES ONLINE
Ya que la única forma de contactarse entre trabajadores/as es a través de la virtualidad, el instituto sugirió una serie de prácticas para lograr una mejor dinámica en las reuniones en línea:
- Respetar la puntualidad y tener clara la estructura de la reunión, la cual debe ser comunicada con antelación
- Comenzar con la cámara encendida, así las personas tiene la oportunidad de recibir los signos no verbales y sentir mayor proximidad; si después se prefiere desconectarla, no pasa nada
- Empezar con un saludo y una pequeña conversación informal
- Seguir la planificación de la reunión
- Asegurarse que quienes tengan una opinión, información o quejas, lo comuniquen (a veces hará falta preguntarlo)
- Finalizar revisando a qué soluciones se ha llegado y quien debe ejecutarlas
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