La guerra ha tenido un impacto grande en el aumento de los precios de algunos alimentos. Foto: La Hora/José Orozco
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La guerra por la invasión de Rusia en Ucrania agrega más dificultades al sistema alimentario mundial, ya debilitado por la pandemia del COVID-19 y el cambio climático. António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, advirtió a mediados de mayo que los próximos meses amenazan “el espectro de una escasez mundial de alimentos” que podría durar años.

Según la revista The Economist, el alto costo de los alimentos básicos ya ha elevado el número de personas a nivel mundial que no pueden estar seguras de obtener lo suficiente para comer, pasando de 440 millones a 1,600 millones. Además, casi 250 millones de personas están al borde de la hambruna.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) prevé que América Latina y el Caribe atravesarán una de las crisis más agudas de su historia en materia de seguridad alimentaria.

“El número de personas en inseguridad alimentaria severa ha aumentado en más de medio millón entre diciembre de 2021 y marzo de 2022 en América Latina y el Caribe, mientras la región lucha para superar las consecuencias del COVID-19, ahora suma las del conflicto en Ucrania”, advirtió el PMA.

 

GUERRA EN EUROPA DEL ESTE

En el contexto geopolítico, las acciones que derivaron en esta crisis son las sanciones contra Rusia, el cuarto país mayor productor mundial de trigo, así como la invasión de Ucrania -séptimo-, y la decisión de India -tercero- de prohibir sus exportaciones.

Para el PMA estas complicaciones derivadas de la Guerra golpean a una América Latina debilitada por la pandemia del coronavirus, la inflación de los precios y los extremos climáticos. El Programa indica que actualmente unos 9.3 millones de latinoamericanos sufren inseguridad alimentaria, y que a raíz del conflicto se podrían ver afectados unos 13.3 millones.

Como un efecto dominó, la guerra en Europa del Este ocasionó una alza en el precio del petróleo y otros energéticos como el gas natural. Sobre este último, el economista jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Máximo Torero, hizo hincapié en la crisis alimentaria que puede producirse por la escasez de fertilizantes, de los que Rusia es primer exportador mundial.

CAMBIO CLIMÁTICO

Pero no solo el conflicto incide en el mercado de los fertilizantes, ya que un reciente informe de la FAO explica que “el gas natural desempeña un papel fundamental en la producción y, por tanto, en el precio de los fertilizantes nitrogenados”.

Además, el costo del gas natural registró un aumento en 2021 como consecuencia de una serie de razones, entre ellas, las condiciones meteorológicas adversas sufridas en todo el mundo que dificultaron la producción de energías renovables.

En ese sentido, de recortarse los inventarios de agroinsumos vitales como los fertilizantes, se prevé que los rendimientos globales vayan en descenso.

La Guerra ha afectado a gran parte del mundo. Foto ilustrativa/AP

Incluso, antes de la invasión rusa, el PMA ya había advertido que 2022 sería un año terrible, pues China, otro de los mayores productores de trigo dio a conocer que debido al retraso en la siembra del año pasado, la cosecha de éste puede ser la peor de su historia.

Asimismo, India registró temperaturas extremas y en el cinturón de trigo de América hasta la región de Beauce en Francia, la falta de lluvias amenaza con mermar el rendimiento de su producción.

Adicionalmente, el Cuerno de África es asolado por su peor sequía en cuatro décadas. Para The Economist esta serie de acontecimientos se constituye en una “bienvenida” a la era del cambio climático.

 

AGRAVANTES AL REZAGO DE LA PANDEMIA

Bajo este contexto, Lola Castro, directora Regional del PMA para América Latina y el Caribe señaló que la región podría volver a los puntos máximos de inseguridad alimentaria observados durante el punto álgido de la pandemia, ya que la pérdida de empleos e ingresos, la inflación alimentaria y otros factores impulsores impactan a las personas más vulnerables.

De forma unificada, los aumentos en los precios de los alimentos y el petróleo también están elevando los costos operativos del sector agrícola global, costos que ya estaban experimentando alzas asociadas con las interrupciones en la cadena de suministros relacionadas con el COVID-19.

De acuerdo con el PMA, la compra promedio por tonelada métrica de arroz, frijoles negros, lentejas y aceite vegetal en la región aumentó un 27% entre enero y abril de 2022, y un 111% entre enero de 2019 y abril de 2022.

ÍNDICE DE PRECIOS ALIMENTICIOS

Asimismo, el índice de precios de los alimentos de la FAO pasó de 113.5 puntos en enero de 2021 a 158.5 el pasado mes de abril, lo que representa el nivel más alto registrado desde junio de 2011.

Sin embargo, en abril la entidad informó que el costo mundial de los productos alimenticios había disminuido a raíz de una bajada modesta de los precios de aceites vegetales y cereales.

“La ligera disminución del índice es un gran alivio, en particular para los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, aunque los precios de los alimentos aún se mantienen cerca de los recientes valores máximos alcanzados, lo que refleja la persistente escasez de suministros en los mercados y supone un desafío para la seguridad alimentaria de las personas más vulnerables en todo el mundo”, señaló, Torero.

 

Finalmente, en medio de la creciente inseguridad alimentaria, el PMA prevé que la región latinoamericana se prepara para una tercera temporada de huracanes en el Atlántico más activa de lo normal a partir de junio. Eso considera, tiene el potencial de empujar a más personas a la crisis de alimentos mundial.

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