El 2021 podría convertirse en el año de mayor crecimiento económico para Guatemala en más de 40 años, según las estimaciones del Banco de Guatemala (Banguat), el cual prevé que al cierre del año el Producto Interno Bruto (PIB) registre un crecimiento de 7.5%, cifra por arriba de las expectativas publicadas hasta hace unas semanas por la autoridad monetaria.
Dichas estimaciones se sustentan en que, luego de la desaceleración de la economía mundial derivada de la crisis de la pandemia del COVID-19, la economía nacional se ha visto impulsada por la recuperación de la demanda externa, el crecimiento de la inversión privada y el aumento en el consumo privado.
Al analizar la estimación de crecimiento del PIB de este año, es importante resaltar que en el 2020 este se redujo en 1.5%, es decir que los sectores económicos del país produjeron menos el año pasado en comparación con el 2019.
Entre los factores que contribuyeron a mejorar la capacidad productiva está el levantamiento de las restricciones de movilidad, lo que permitió que la actividad económica volviera a recuperar los niveles alcanzados en años anteriores, fenómeno que se conoce como un crecimiento rebote o en V.
Otro factor a tomar en cuenta es la relación aritmética de la comparación con 2020, un año de contracción económica. Al separar la contracción negativa del 2020 y comparar el PIB estimado para 2021 con el de 2019, el crecimiento es de 5.9%.
Adicionalmente, el promedio de crecimiento económico de 2013 a 2019 fue de 3.6% y considerando únicamente el promedio de crecimiento de 2020 y 2021 este es de 3.0%. Esto refleja que a pesar de las estimaciones positivas del Banguat, el crecimiento se mantiene por debajo del promedio de los últimos 7 años.
¿QUÉ ESTÁ DINAMIZANDO LA ECONOMÍA?
De acuerdo con el Banguat, el dinamismo económico proviene de la demanda externa y la demanda interna. Esta última presentó un impulso, principalmente por el consumo y la inversión.
Para comprender esto, es importante considerar que el PIB es una magnitud macroeconómica compuesta por el consumo de las familias y del gobierno, la inversión privada o técnicamente Formación Bruta de Capital Fijo, las exportaciones (demanda externa) y las importaciones.
Según las cifras promedio de 2013 a 2019, para Guatemala el consumo de las familias representa un 87% del PIB, la inversión un 14%, el gobierno 11%, las exportaciones 22% y las importaciones 34%.
En el mismo orden, se puede observar que para el crecimiento estimado del 7.5% para 2021, el consumo de las familias es que el mayor aporte se registra con un 9.4%, le siguen la inversión con un 3.1%, el gobierno 0.5%, las exportaciones 2.9% y lo compensa las importaciones con 9.6%.
De esta forma, se observa que el consumo interno está dinamizando la economía en una mayor proporción que la inversión y la demanda externa. La mayoría de gastos aumentaron, pero su aporte al crecimiento del 7.5% corresponde a su peso dentro del PIB, razón por cual el comportamiento del consumo de las familias aporta más al crecimiento en comparación con la inversión privada.
Sobre la recuperación de las actividades económicas que componen el PIB, el comercio tiene una recuperación plena con un crecimiento de 9.3%, al igual que la Industria y los servicios de Salud.
Sin embargo, las actividades de hoteles y restaurantes; la educación y el transporte se mantienen en niveles por debajo de lo registrado en 2019.
LAS POSIBLES CAUSAS
Guillermo Díaz, vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Rafael Landívar, sostiene que el crecimiento del PIB de Guatemala es resultado de la recuperación por la caída del año pasado, porque en promedio, entre 2020 y 2021 el crecimiento anual fue 3%, cifra similar al histórico.
En relación con las causas, el experto analiza que son derivadas de la recuperación del consumo y la inversión, impulsados por un mayor crecimiento de las remesas y también influenciado por el crecimiento de la construcción.
Por su parte, Hugo Maul, director del área económica del Centro de Investigaciones Económicas y Nacionales (CIEN), considera que la causa de la recuperación económica tiene dos fuentes, una de índole externa y otra doméstica. Entre las causas de la primera, resalta el crecimiento de las remesas que superaron las expectativas, y por otra parte el buen desempeño de las exportaciones.
“El ingreso de remesas garantiza unos niveles de recuperación en el consumo de los hogares en función al monto que representan de la producción nacional que es casi ya un 15%”, comentó Maul.
En referencia al comercio exterior, el analista económico explicó que las exportaciones tienen un impacto directo no solo sobre la producción nacional, sino también en la generación de empleo, sobre todo las exportaciones más intensivas, lo que al final mejora los indicadores laborales y amplía las posibilidades de consumo de las personas que laboran en el sector exportador.
Maul agregó que en el orden interno es importante mencionar que Guatemala tuvo una aproximación a la pandemia bastante moderada, apoyada con el manejo tecnológico a través del semáforo epidemiológico, más “cierta prudencia” en la severidad de las decisiones que se tomaron en cuanto a estados de calamidad, de alarma y cierres, lo que afectó positivamente los ánimos de los inversionistas y empresarios haciendo que la actividad económica regresará a sus niveles normales.
A lo anterior se suman las acciones que el gobierno logró en materia legislativa al aprobar las leyes de Zonas Francas y de Leasing, razón que según Maul “afecta positivamente la percepción que tienen los inversionistas, los empresarios respecto a la economía.
“Entonces si sumamos estos dos factores no hay que extrañar de dónde proviene el crecimiento”, sostuvo.
¿ES UNA ESTIMACIÓN REALISTA?
“Tentativamente puede ser una estimación realista, el problema es que sigue siendo un crecimiento sin empleo en el sentido que es poco o bajo el crecimiento del empleo formal porque no favorece mayoritariamente a la población. Es eso crecimiento de la economía, nada más, y se debe recordar que la economía debe servir para mejorar el bienestar de la población, siguiendo a Adam Smith”, opinó Díaz.
De acuerdo con Maul sea o no realista “la estimación es la que es”, es decir, que es la manera en la que el Banco de Guatemala computa las cuentas nacionales y del PIB.
“Es una medición que se realizó en 2013, en términos técnicos está dentro de los parámetros que se utilizan en mediciones de cuentas nacionales y por el otro lado del número siempre va a ser una aproximación”, enfatizó el analista del CIEN.
Agregó que es de considerar que la pandemia es un hecho histórico que al verlo desde una perspectiva a largo plazo, es decir, cómo vamos a ver los efectos económicos de la pandemia dentro de 10 y 40 años, se coincide en que provocó un gran “parón”, un frenazo transitorio a la economía.
“Luego de ese parón la economía vuelve a tomar la velocidad y la estructura productiva. Al final tenemos un frenazo súbito y una recuperación”, afirmó.
¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN OTROS PAÍSES?
Guatemala no es el único país que se encuentra en un proceso de recuperación económica luego del golpe provocado por las medidas para prevenir el COVID-19, situación que pasa en la mayoría de las regiones del mundo.
Dicha recuperación está influenciada por el crecimiento a nivel mundial, la demanda interna y en algunos casos por fuertes medidas de estímulo.
Por lo tanto, la reactivación trajo consigo un aumento en la inflación de los países, los precios están por encima de las metas de inflación de los Bancos Centrales debido a que la demanda interna está superando a la oferta de bienes y de servicios, situación que también se observa en el mercado laboral.
No obstante, dicha situación no se observa en los datos macroeconómicos guatemaltecos en donde esté el crecimiento debido a un aumento en la demanda interna no está generando una presión en los precios como es de esperarse.
El crecimiento de 7.5% del PBI no deja de ser más que un evento derivado de la pandemia del COVID-19, y de acuerdo con las estimaciones regresará a los niveles de entre 3% y 4% del PIB en 2022, debido a que en ese rango es donde se sitúa la capacidad productiva de Guatemala.
Para que la economía del país aumente de forma sostenible se requiere inversión en capital humano y en infraestructura de modo que mejore la productividad, bajo un marco de institucionalidad que genere certeza del destino de los recursos públicos y de certeza jurídica a la inversión.