Tras una serie de tropiezos y demoras, el Senado estadounidense avanza hacia la aprobación del proyecto de ley bipartidista de infraestructura de 1.000 millones de dólares, cuando una coalición creciente de demócratas y republicanos se dispone a sancionar la primera etapa del plan de reconstrucción del presidente Joe Biden.
La votación final está prevista para las 11 de la mañana (0300 GMT), después de lo cual el proyecto pasaría a la Cámara de Representantes.
Alrededor de 70 senadores parecen dispuestos a aprobar el paquete, que les permitiría obtener millones para sus estados y demostrar a los votantes que son capaces de lograr cosas.
El líder de la mayoría demócrata, Chuck Schumer, dijo que es «la primera vez en décadas que el Senado se ha unido en torno a semejante paquete».
A continuación, comenzarán las votaciones sobre el paquete siguiente de Biden, un plan de 3.500 millones de dólares que es un emprendimiento más estrictamente demócrata, iniciando un debate que se extenderá durante varios meses.
El centro político, frecuentemente esquivo, por ahora avanza en el plan bipartidista, un acuerdo infrecuente con la Casa Blanca.
Desde la izquierda, los demócratas han resistido las quejas de quienes dicen que el proyecto es insuficiente para pagar el anticipo de una de las principales prioridades del presidente.
Desde la derecha, los republicanos están haciendo oídos sordos a sus voces más conservadoras y marginales, e incluso a la andanada de insultos del expresidente Donald Trump, ansioso por descarrilar el proyecto.
Un número importante de cámaras empresarias, agrarias y sindicatos respaldan el paquete, que propone casi 550.000 millones de dólares de inversión en lo que son los pilares típicos del gasto federal: caminos, puentes, banda ancha, cañerías y otras obras públicas que las ciudades y los estados no pueden pagar por su cuenta.
«Este ha sido un proceso distinto», dijo el senador Rob Portman, el principal negociador republicano del grupo de 10 senadores que elaboró el proyecto.
Portman, director de presupuesto durante la presidencia de George W. Bush, dijo que se habla de inversiones desde hace años, pero no se hace nada.
«Haremos las cosas bien para el pueblo estadounidense», dijo.