Madrid/Roma/EFE
Aún latente el batacazo del 3-0 en Turín del pasado 12 de marzo, Cristiano Ronaldo y el Juventus miden la dimensión del nuevo Atlético de Madrid, un equipo diseñado y preparado para competir por todo y que reinicia su mayor obsesión, la Liga de Campeones; la única frontera que todavía se le resiste.
A lo largo de sus 116 años de historia, como el único título que le falta, y a lo largo de los siete cursos y medio de la era Diego Simeone, que incluyen una Liga por encima del Barcelona y el Real Madrid, una Copa del Rey, dos Supercopas de Europa, una Supercopa de España, dos Ligas Europa… Y dos finales perdidas de la Champions.
En ella insiste de nuevo. Es su ambición. Sin matices. Como lo ha sido, aún sin éxito, en cada uno de los últimos siete años. Ha sido subcampeón dos veces, en 2014 y 2016, ambas contra el Real Madrid y ambas con un desenlace cruel, pero que han avivado cada día más le persecución del conjunto rojiblanco del torneo de los torneos.
Ha sido semifinalista en otra ocasión en 2016-17 y cuarto finalista en otra, en 2014-15. Hace dos temporadas se quedó fuera en la fase de grupos. Y hace una, realmente hace seis meses, se despidió del esprint por la final del Wanda Metropolitano con un partido lamentable; una afrenta sufrida contra el Juventus (3-0) y Cristiano Ronaldo, de nuevo temible y cara a cara con el Atlético.
Es casi imparable para el conjunto rojiblanco. Hay múltiples ejemplos. El último, los tres goles con los que zarandeó de forma incontestable al Atlético en el citado 3-0 en el Juventus Stadium, pero ya había muchos más antes, el penalti decisivo de la tanda que le frustró en la final de la Liga de Campeones de 2016, dos ‘tripletes’ más con el Real Madrid o 25 goles en 33 enfrentamientos.
Al lado del Juventus, un equipo imponente sea cual sea la perspectiva desde la que se le mire, incluso con las bajas para este miércoles de Douglas Costa y Giorgio Chiellini y la duda de Miralem Pjanic, el astro portugués es la mejor medida para cualquier bloque que se proponga lo máximo en cada competición, como el Atlético.
Y viceversa, porque el conjunto rojiblanco también es un aspirante a todo como el Juventus, por la forma en que se ha rearmado a las salidas transcendentes de este verano, por todo el dinero -unos 250 millones de euros- que ha invertido en fichajes y por toda la base que sostiene en un bloque de nivel indiscutible.
También por individualidades como Joao Félix, al que ya sufrió el Juventus en el último amistoso en Estocolmo, el pasado agosto, con dos goles. Él representa la nueva generación que irrumpe en la Liga de Campeones, el mejor escaparate mundial para demostrar toda las magníficas cualidades que se perciben del chico aún de 19 años.
Dentro del grupo D, junto al Bayer Leverkusen y el Lokomotiv Moscú, se presupone un pulso entre el Atlético y el Juventus por el liderato, donde asume una relevancia irrebatible el partido de mañana, aunque sólo sea el primero de los seis que deberán encarar para avanzar, como se espera, a los octavos de final.