Por SAMUEL PETREQUIN
PARÍS
Agencia (AP)
Egan Bernal tiene apenas 22 años, dos menos de los que contaba Eddy Merckx hace medio siglo, cuando conquistó por primera vez el Tour de Francia.
Dotado con un talento tremendo para maniobrar la bicicleta y para ascender a la montaña, el colombiano Bernal ha madurado a pasos agigantados. Se perfila como uno de los ciclistas más emocionantes del Grand Tour. Y luce como uno de los principales candidatos para el Tour de Francia, la prestigiosa competición de 22 días, que comienza este fin de semana desde Bélgica, la tierra de Merckx.
Incluso Merckx, quien ha visto la forma en que innumerables ciclistas han tratado de emular sus hazañas durante años, se muestra impresionado con Bernal. En marzo, el pentacampeón del Tour mencionó que el fenómeno colombiano era un futuro monarca del Tour.
Bernal había conquistado recién la carrera París-Niza, de una semana, a una edad menor a la que tenía Merckx cuando se impuso ahí.
Pero se suponía que Bernal no debía brillar tan pronto en el máximo escenario.
Luego de competir en su primer Tour a mediados del año pasado y de realizar una tarea impresionante como gregario de Geraint Thomas y Chris Froome, Bernal parecía listo para vivir su primera experiencia como líder en una competición de tres semanas, el Giro de Italia que se realizó el mes pasado.
Sin embargo, una colisión durante un entrenamiento a comienzos de mayo le provocó una fractura de clavícula que lo dejó fuera de la competición y lo marginó de la actividad deportiva durante 76 días.
Bernal volvió en grande al ciclismo. Ganó el Tour de Suiza a finales de junio.
Pese a todo su progreso, se disponía a cumplir un papel secundario a mediados este año, apoyando a Froome. Pero el astro británico sufrió una espeluznante colisión en la carrera Criterium du Dauphine, que puso fin a sus esperanzas de buscar un récord con su quinto cetro del Tour. Fue el final de la temporada de Froome.
Una vez que Froome ha quedado fuera, la decisión lógica apuntaba a que el puesto de líder en Ineos equipo conocido antes como Sky fuera para Thomas, el campeón defensor del Tour. Pero los preparativos del británico han distado mucho de ser los idóneos.
Thomas no ha ganado una sola carrera en esta temporada. Lo peor fue que abandonó este mes el Tour de Suiza, donde se estrelló antes de que la competición llegara a las montañas. Ello implica que no ha probado sus piernas en altitud y en condiciones de una carrera.
Bernal sigue diciendo que respaldará a Thomas. Pero desde el año pasado, cuando Froome aceptó la labor de gregario de su compatriota, quedó claro que la jerarquía en Ineos sólo se define por el desempeño en la carretera.
“No elijo decir que soy el favorito”, dijo Bernal después de su victoria en Suiza. “En todo caso, iré con G (Thomas). Él será nuestro líder. Trataré de ayudarlo. Si está mejor que yo, seguramente lo ayudaré. No tengo problema con ayudarle. Tengo sólo 22 años, así que pienso que me quedan muchos Tours por delante”.
Muchos consideran que Bernal es la estrella futura del ciclismo. En estas condiciones, parece apenas adecuado que tenga un papel protagónico durante el Tour que larga en Bruselas para conmemorar el 50mo aniversario del primero de los cinco triunfos de Merckx.
El recorrido incluye cinco metas de montaña, incluidas tres etapas que culminarán por encima de los 2.000 metros. Por el contrario, habrá sólo 54 kilómetros de contrarreloj.
Ello parece prestarse perfectamente para las cualidades de Bernal. Escalador casi innato, el colombiano se ha convertido en un ciclista más completo, capaz de limitar al mínimo las pérdidas cuando lucha contra el cronómetro.
La carrera de 3.480 kilómetros (2.145 millas) inicia con una etapa sobre terreno llano, ideal para los velocistas, por Bruselas. Permanece ahí al día siguiente, para una contrarreloj de 27 kilómetros (17 millas).
Tras abandonar Bélgica, habrá un recorrido serpenteante por las regiones de Champaña y Lorena, antes de la primera prueba de montaña, Planche des Belles Filles, en Alsacia.
Los mejores tramos de este año incluyen la 14ta etapa, el 20 de julio, que incluye un ascenso al paso de Tourmalet uno de los más famosos en la historia del Tour, así como tres días de escalada alpina, de la 18va a la 20ma etapa.
Hay un ascenso a Galibier, tan pronunciado que provocará la sensación de que las piernas están rotas, y otro al imponente Iseran, a 2.770 metros (9.100) pies. Sobresale también un inmisericorde recorrido de 33,4 kilómetros (20,7 millas) al complejo de esquí de Val Thorens.
Y es posible que Bernal pueda alcanzarlas.