Por Alberto Bravo
Madrid/Barcelona
Agencia (dpa)

Sólo hubo que esperar una jornada para comprobar qué es lo que realmente desea Lionel Messi esta temporada: volver a reinar en la Liga de Campeones.

El astro del Barcelona deslumbró ayer con un demoledor «hat-trick» ante el PSV Eindhoven, que se marchó del Camp Nou con un 4-0 en contra después de haber ofrecido una seria resistencia durante una hora. Pero Messi desató su furia y todo acabó. Le ayudó un Ousmane Dembélé que en estos momentos es su mejor aliado en la delantera.

Fue el octavo «hat-trick» del argentino en el torneo, un récord, y llegó tras desplegar un amplio repertorio: un magistral lanzamiento de falta directa cuando el PSV generaba peligro, un prodigioso golpeo en el segundo y una definición impecable en el tercero.

«Obsesionado con la Champions», tituló hoy el diario «Marca», mientras que «As» recordó que «en la presentación del equipo a la afición ya anunció, en su nuevo papel de capitán, que quiere esta Champions, y se ha puesto al frente de la manifestación».

Para «Sport», «Messi ganó cómo y cuándo quiso al PSV», mientras «Mundo Deportivo» defendió que el argentino «se salió con tres goles de jugador mejor del mundo».

En su breve discurso de apertura de temporada, Messi no escondió que la Liga de Campeones es la obsesión del Barcelona para la nueva temporada después de tres años consecutivos cayendo en cuartos de final, toda una «afrenta» para uno de los mejores futbolistas de la historia, el número uno para muchos.

«Nosotros prometemos que este año vamos a hacer todo lo posible para que esa copa tan linda y tan deseada por todos vuelva a estar en el Camp Nou», expresó.

A pesar de que siempre expresó su poco apego a los premios individuales, para Messi no tiene que ser agradable verse fuera de la pelea por galardones personales como «The Best» o el «Balón de Oro». Y eso sucede principalmente porque lleva años sin hacer nada relevante en la Liga de Campeones. Tanto él como su equipo.

Esta temporada parece dispuesto a provocar un cambio de tendencia y aunque sólo fue el primer encuentro ya se vio que por sus venas corre la furia cuando suena el himno de la Liga de Campeones.

Ahora habrá que esperar a comprobar qué respuestas ofrecen tanto él como su equipo en los partidos más duros. Por lo pronto, y a pesar de la goleada, el Barcelona no ofreció ante el PSV la imagen de un conjunto sólido. Sólo cuando Messi apareció provocó un cambio de rumbo en el partido.

Lo que sí parece claro es que el Barcelona cuenta con un futbolista que puede desatascar cualquier encuentro cuando el colectivo no funciona. Así lo demostró Messi ante el PSV con una actuación genial que sirve como una poderosa declaración de intenciones.

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