Nizhni Nóvgorod, Rusia
DPA

La Francia en explosión del joven Kylian Mbappé pondrá a prueba mañana la ilusión del Uruguay más sólido de los últimos años en busca de un lugar entre los cuatro mejores del Mundial de fútbol de Rusia 2018.

El partido en Nizhni Nóvgorod, de donde saldrá el rival de Brasil o Bélgica en semifinales, se presenta como uno de los cuartos de final más abiertos y prometedores del torneo. En un Mundial de sorpresas con varias favoritas eliminadas, es el único que enfrenta a dos campeonas del mundo de las cuatro que siguen en carrera.

Ambas selecciones llegan además como candidatas al título tras dar un golpe de autoridad en octavos. Uruguay sumó su cuarta victoria en cuatro partidos al eliminar al Portugal de Cristiano Ronaldo y Francia terminó de explotar despidiendo a la Argentina de Lionel Messi.

«A Francia se la ve muy bien. Lo ha demostrado a lo largo del Mundial. Su juego y su velocidad son increíbles», elogió el uruguayo Rodrigo Bentancur. «Pero vamos a tratar de hacer lo que hicimos hasta ahora: tratar de estar compactos, hacer el juego nuestro. Más que nada defender todos juntos, como venimos haciendo».

La definición resume lo que podría ser el partido: un pulso entre la velocidad del ataque francés, que destrozó a la defensa argentina con las zancadas de Mbappé, y el muro defensivo de Uruguay, que solo permitió un gol en cuatro partidos.

¿Cómo frenar al joven astro del Paris Saint-Germain? «Tenemos que darle el menor espacio posible para que no tenga lugar en el que aprovechar su velocidad», respondió el lateral uruguayo Diego Laxalt a la pregunta omnipresente en Rusia. «Si defendemos en bloque como hasta ahora, va a ser complicado para ellos».

Pero los problemas para Uruguay no pasan solo por Francia y por la defensa. En ataque podría perder a Edinson Cavani, lesionado tras marcar un doblete a Portugal.

Es una baja sensible de un delantero en racha y con un despliegue físico único. «Es esencial», sentenció Luis Suárez, su compañero en la temible dupla ofensiva celeste. El reemplazo, con toda probabilidad, será Christian Stuani.

Más allá de ese nubarrón, la sólida actuación del equipo de Óscar Tabárez en Rusia y su pleno de victorias generaron una expectativa sin precedentes los últimos años en Uruguay. El pase a semifinales sería el tercero en casi medio siglo después de los de 1970 y 2010.

También Francia logró conquistar por fin a su público después de explotar en el 4-3 que envió a casa a Messi y a Argentina. Pero el equipo de Didier Deschamps sabe que mañana chocará con un rival más consolidado y correoso que no dejará los mismos espacios en defensa.

«Con o sin Cavani, eso no cambia nada», avisó el entrenador galo, que tiene sus propios dolores de cabeza para sustituir a Blaise Matuidi, suspendido por acumulación de amarillas. Su asistente técnico, Guy Stephan, definió a Uruguay como «un equipo con mucho carácter y que no comete muchos errores».

Stephan vio una evolución de Francia desde el Mundial de Brasil, cuando quedó eliminada en cuartos, y la Eurocopa de 2016, cuando perdió la final en casa ante Portugal. «El equipo se ha desarrollado mucho desde entonces. ¿Será suficiente? La respuesta la tendremos el viernes», apuntó.

El partido tendrá un sabor especial para Griezmann. El delantero galo siente a Uruguay como su «segundo país» por la influencia de amigos como Diego Godín o José María Giménez, sus compañeros en el Atlético de Madrid que mañana tendrá como rivales en Nizhni Nóvgorod.

En ese reencuentro de amigos y rivales se jugará en gran medida si Francia da otro paso a repetir su título mundial de hace 20 años o si Uruguay, campeón en 1930 y 1950, vuelve a entroncar definitivamente con su historia y sigue soñando con hacer algo grande en Rusia.

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