Por Tomás Rudich
Moscú,
Agencia dpa

El Mundial de fútbol no podía comenzar mejor para el anfitrión: Rusia goleó hoy 5-0 a Arabia Saudí en el partido inaugural disputado en el Estadio Luzhniki de Moscú con una actuación que alimenta sus esperanzas de lograr la clasificación a los octavos de final.

Fue el primer triunfo en todo 2018 para la «Sbornaya» y el momento no podría haber sido más oportuno. El conjunto de Stanislav Cherchesov fue muy superior a un pobre rival y se impuso con total autoridad con los goles de Yuri Gazinskiy, a los 12 minutos, Denis Cheryshev (43′ y 91′), Artem Dzyuba (71′) y Aleksandr Golovin (94′). Tres de los cinco tantos, curiosamente, fueron obra de jugadores que ingresaron desde el banco de suplentes: el doblete de Cheryshev y el tanto de Dzyuba.

Con su contundente victoria, Rusia logró colocarse de momento en la vanguardia del Grupo A, en el que mañana Uruguay y Egipto se miden en Ekaterimburgo.

El partido marcó además el estreno mundialista del VAR, el revolucionario sistema de videoarbitraje. Sin embargo, su uso no fue necesario y el árbitro argentino Néstor Pitana pasó una tarde sin sobresaltos.

Es que el partido a tuvo un solo equipo en el campo: Rusia. Tras meses de escepticismo y críticas de los hinchas y la prensa por los pobres resultados, la «Sbornaya» se acordó de ganar cuando más importaba. En su Mundial, en su torneo, en el certamen que lleva esperando desde que fuera elegida como sede el 2 de diciembre de 2010.

Bajo la mirada del presidente ruso, Vladimir Putin, quien dio un discurso instantes antes del encuentro, Rusia se aseguró su primer triunfo en un Mundial desde Corea del Sur y Japón 2002 y tres puntos que permitirán mantener la expectativa en el país al menos hasta el último partido del grupo. Si será suficiente para batir a rivales de mayor nivel como Egipto (19 de junio) y Uruguay (25), está por verse.

No se esperaba un partido brillante con las dos selecciones con peor ranking FIFA entre las 32 participantes, (Rusia ocupa el puesto 70 y Arabia Saudí el 67) de protagonistas. Pero el equipo de Cherchesov demostró un hambre mucho mayor y con ello le fue más que suficiente.

Sus jugadores fueron como «perros de presa» dispuestos a morder en el mediocampo y a salir disparados ante cada uno de los errores en la salida de los dirigidos por Juan Antonio Pizzi, que no fueron pocos.

El primer gol del partido, y del Mundial, no tardó en llegar. Golovin lanzó un centro cruzado en la salida de un córner y Gazinskiy, tras recibir en total soledad, cabeceó cruzado para abrir el marcador y provocar la primera explosión del Luzhniki.

«Ru-si-a», estallaron los aficionados rusos tras el tanto del centrocampista del Krasnodar. El gol inclinó definitivamente la balanza en favor de los locales tras un inicio de partido con cierta paridad.

Pudo haber anotado el segundo poco después Rusia, pero el arquero
Abdullah Al Muaiouf tapó espectacularmente tras una buena combinación por la banda de los anfitriones.

La alegría local, sin embargo, se vio empañada por la lesión de Alan Dzagoev, una de las máximas figuras locales. El jugador del CSKA Moscú se tomó la parte posterior de la pierna y debió ser sustituido a los 24 minutos por Cheryshev.

Pero el cambio terminaría siendo una bendición para Rusia, ya que el jugador del Villarreal anotó el segundo gol con una espectacular acción. En un nuevo contragolpe local, Cheryshev recibió en el área, dejó a dos rivales en el camino y fusiló al arquero saudí para ampliar la ventaja.

El equipo de Pizzi intentó reaccionar en la segunda etapa y contó con un par de ocasiones para achicar el marcador. Sin embargo, todo acabó definitivamente con un cabezazo de Dzyuba, otro jugador que había ingresado desde el banco de suplentes poco antes.

Cherchesov apretó los puños y agitó los brazos con una mezcla de satisfacción y descarga. Y en el palco, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, saludaba a Putin e intentaba consolar al mismo tiempo al príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman.

El tercer tanto bajó el telón del partido, aunque en los instantes finales quedó tiempo para una nueva joya de Cheryshev, que cerró así una noche soñada, y un golazo de tiro libre de Golovin. Fue una jornada mágica para toda el seleccionado ruso, que hoy dejó en claro que quiere dar pelea en su Mundial.

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