Moscú
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El podio de posibles figuras del Mundial tiene un tridente casi cantado: el argentino Lionel Messi, el portugués Cristiano Ronaldo y el brasileño Neymar encabezan el listado de cualquier experto o aficionado. Sin embargo, hacia el final de la temporada surgió un «tapado», el egipcio Mohamed Salah, como posible aspirante al reinado.

Después de dividirse entre ellos el premio al futbolista más destacado del planeta en la última década, Messi y Cristiano tienen en el Mundial una gran oportunidad de distanciarse el uno del otro: una Copa del Mundo a esta altura de sus carreras sería casi imposible de igualar para el otro, más allá del último festejo del portugués con una nueva Champions League con el Real Madrid.

La gran contra con la que cuentan los dos astros antes del certamen es que sus respectivas selecciones no brindan las garantías que sí encuentran en sus clubes. No obstante, ambos ya dejaron en claro que pueden tirar del carro: Messi comandó a la «albiceleste» hasta la final del Mundial 2014, mientras que Cristiano lideró a Portugal al título en la Eurocopa de Francia en 2016.

Messi, por cierto, llega en un momento clave en su carrera, con madurez dentro y fuera del campo, y con otra temporada en alto nivel en el Barcelona. Durante su cuarto Mundial cumplirá 31 años, por lo que se enfrenta, probablemente, a su última gran oportunidad en plenitud.

Sin embargo, la preparación de Argentina estuvo lejos de ser la ideal, con un funcionamiento de equipo con muchas dudas, con un amistoso ante Israel cancelado a último momento, con lesiones de dos compañeros, el portero Sergio Romero y el mediocampista Manuel Lanzini, que obligaron a reemplazos de última hora, y con un solo partido de fogueo ante la débil Haití, donde el astro pudo dejar su sello con un «hat-trick».

Para Cristiano, el torneo en Rusia llega en un momento también particular, en el que su futuro en el Real Madrid no está muy claro. El propio jugador lo puso en duda y la prensa portuguesa lo ubica fuera del club blanco, aunque en el pasado la estrategia funcionó para lograr mejoras en su vínculo.

Su preparación para el torneo tampoco pudo ser la ideal, ya que la final de la Champions lo llevó a tomarse una licencia y apenas pudo estar 74 minutos en el campo junto a sus compañeros en el último amistoso de Portugal ante Argelia.

Para Neymar, la situación parece ser la inversa. Aunque aún no demostró ser capaz de liderar a un equipo hacia una gran conquista, la solidez y eficacia que le dio la llegada del entrenador Tite a la selección de Brasil coloca a la «canarinha» como firme candidata al título. Ese contexto permite a Neymar brillar con más libertad y tal vez sea el escenario ideal para reclamar definitivamente la corona.

Una lesión que lo mantuvo casi tres meses fuera de los campos lo complicó en la previa, aunque su regreso con gol en el duelo ante Croacia despejó muchas dudas. El entrenador Tite no quiere apresurar los tiempos y quiere llevarlo despacio para que aterrice en óptimas condiciones cuando el Mundial comience.

Hace un año, a nadie se le hubiese ocurrido incluir en ese listado a Salah, pero el egipcio sorprendió al mundo con una temporada genial en el Liverpool, al que lideró hasta la final de la Liga de Campeones, y que le valió ser elegido el mejor jugador de la Premier League, además de ser el goleador del certamen.

Sin embargo, dos factores le juegan muy en contra: por un lado, el poderío de Egipto, algo que difícilmente le permita avanzar mucho en el torneo. El restante, y más importante, es su condición física, tras la lesión en el hombro que sufrió en la final de la Champions. Tanto el delantero como los médicos son optimistas en que llegará en condiciones, pero las incógnitas recién se develarán cuando el viernes 15 salte al campo (o no) para enfrentarse a Uruguay en Ekaterimburgo.

Figuras como el uruguayo Luis Suárez, el francés Antoine Griezmann, el polaco Robert Lewandowski, el español Isco Alarcón o el belga Kevin De Bruyne pueden ser una amenaza también para los super astros. No obstante deberán brillar demasiado para opacar a las grandes estrellas que prometen seguir con su reinado en Rusia.

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