Lima, Perú
DPA

El abogado peruano Wilder Medina le pidió a la FIFA formalmente que indulte al futbolista peruano Paolo Guerrero para que juegue el Mundial de Rusia 2018 pese a estar inhabilitado por dar positivo en un test antidoping, informó ayer el propio jurista.

Medina se basó en los antecedentes de dos chilenos, el exarquero Roberto Rojas y el dirigente Sergio Stoppel, indultados en ese orden en 2001 y 2007 después de que se les suspendiera de por vida en 1990 por fingir una herida con bengala en un estadio de Brasil.

El letrado, conocido en medios locales por haber sido defensor de políticos como el expresidente Alan García, les dijo a reporteros que el pedido le fue enviado personalmente al presidente de la FIFA, Gianni Infantino.

El indulto es una posibilidad que se maneja en el Perú después de que el lunes la Corte de Arbitraje del Deporte (CAS) aumentara de seis a 14 meses la suspensión de Guerrero, con lo que la selección peruana perdió a su mayor estrella para el Mundial.

Mientras un sector de expertos opina que es posible el indulto, otro cree que no hay ninguna opción, entre otras cosas porque la sanción fue impuesta por la CAS.

Guerrero y sus abogados preparan acciones ante la Justicia de Suiza -donde esta la CAS- para que se desconozca el fallo por no respetar supuestamente el debido proceso, mientras en paralelo se presentaría una tutela para que la sanción no tenga vigencia mientras los suizos se pronuncien.

Los expertos en derecho deportivo peruanos son mayoritariamente escépticos frente a esas acciones que, según anticipó el presidente del Perú, Martín Vizcarra, contarán con ayuda oficial del Estado.

Guerrero, de 34 años, goleador, capitán y líder indiscutido de la selección peruana que se clasificó a un Mundial por primera vez en 36 años, estará suspendido hasta enero por habérsele hallado en la orina metabolito de benzoilecgonin, presente en la cocaína, en el test que se le practicó en octubre tras un partido con Argentina.

Las pesquisas arrojaron, según admitieron los tribunales a partir de las cantidades, que Guerrero no consumió drogas ni buscó sacar ventaja deportiva, pero se castigó la «negligencia» a pedido de la Agencia Mundial Antidoping. El jugador culpa a un té que bebió en el hotel de concentración en Lima.

El castigo al «Depredador», cuya trayectoria disciplinaria ha sido impecable durante tres lustros, conmocionó a un país que lo tiene como a su mayor ídolo, incluso más allá de lo futbolístico.

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