Por Noelia Román
Barcelona
Agencia (dpa)

Completamente emocionado pero también muy convencido de su decisión, el español Andrés Iniesta anunció hoy su marcha del Barcelona después de toda una vida en el club azulgrana, donde se convirtió en un mito del fútbol.

Tal como se esperaba desde hace varios días, el capitán azulgrana ratificó en una concurridísima rueda de prensa que dejará el club catalán a finales de esta temporada para emprender, presumiblemente, un nuevo desafío en China.

«Quiero comunicar la decisión de que esta temporada es la última aquí. Es una decisión muy meditada, muy valorada, muy pensada, a nivel interno, conmigo mismo y a nivel familiar», afirmó con la voz entrecortada Iniesta, mientras su familia al completo lo observaba desde la primera fila de la pequeña sala de prensa de la Ciudad Deportiva del Barcelona.

«Entiendo que después de 22 años aquí, sé lo que significa ser jugador de este equipo, el mejor del mundo para mí, sé lo que significa la exigencia de jugar aquí y la responsabilidad de ser capitán de este club, así que siendo honesto conmigo mismo y con el club que me lo ha dado todo, entiendo que mi etapa acaba este año», continuó el «mago» del Barcelona su larga explicación. «Porque este club se merece todo lo mejor de mí y entiendo que en el futuro más cercano no se lo podría dar a nivel físico ni mental».

A punto de cumplir 34 años y tras 22 en el club al que llegó a los 12, Iniesta dio a entender que ya no se siente con fuerzas para mantener el nivel que siempre quiso darle al Barcelona.

«No quiero engañarme ni engañar a nadie. Cumpliré 34 años en unos días, me he exprimido al máximo y me he dejado el alma. Me conozco, sé cómo estoy y entiendo que, a partir de ahora, todo iba a costar algo más y no me sentiría feliz si siento que no le doy lo mejor como hasta ahora», razonó el internacional español su marcha, apenas un año después de haber firmado un contrato vitalicio con el Barcelona que le permitía abandonar el club cuando lo deseara.

«Se abrirán otras ilusiones y otros retos e intentaré ser feliz como aquí», continuó, sin aclarar cuál será su próximo destino.

No será ningún club europeo, según avanzó, para no enfrentarse al Barcelona ni a sus hasta ahora compañeros, que también lo arroparon hoy en su despedida.

Muy cerca de su familia, se pudo ver a Gerard Piqué, Philippe Coutinho, Ivan Rakitic, Jordi Alba, Sergio Busquets y Ousmane Dembélé, entre otros. Se echó en falta a Lionel Messi y Luis Suárez que, según el Barcelona, tenían compromisos privados.

Para Messi, precisamente, fueron algunas de las palabras más sentidas de quien acompañó al astro argentino durante toda su carrera conformando una sociedad mágica.

«Ha sido y sigue siendo un honor y un privilegio compartir equipo con él, el día a día, tantos momentos mágicos. No hay otro como él y veo muy difícil que lo haya», sentenció Iniesta, con los ojos rojos por las lágrimas.

«Leo es una parte fundamental para que este equipo opte a ganar títulos y, para mí, estar tanto tiempo a su lado ha sido único y mágico», agregó, convencido de que, tanto el astro argentino como el resto de compañeros, garantizan el buen juego y los triunfos al Barcelona.

Iniesta, que debutó en el primer equipo en octubre de 2002, con Louis Van Gaal como entrenador, y con el paso del tiempo se convirtió en un icono del club, tuvo palabras de agradecimiento para todos sus entrenadores, compañeros, personal del club e hinchada y eligió el día de su debut en el primer equipo como «el más significativo» de toda su carrera en el club catalán.

«Me quedo con el día que debuté en Brujas porque hasta entonces todo era un sueño y ese día se convirtió en realidad. Luego vinieron títulos y momentos muy bonitos, pero ése es el más significativo de todos para mí», razonó el manchego, mientras su padre, sentado al lado del presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, no podía contener las lágrimas.

Iniesta, que conquistó 31 títulos con la camiseta del Barcelona, entre ellos ocho Ligas españolas, seis Copas del Rey, cuatro Ligas de Campeones y tres Mundiales de Clubes, también dijo no marcharse con la espina clavada de no haber recibido nunca el Balón de Oro.

«No es ninguna espina no haber ganado el Balón de Oro. El haber estado ahí con Xavi y Leo para ganar fue algo mágico y mi percepción del fútbol o de mi felicidad no varían por tener un Balón de Oro. Eso me viene con el cariño de la gente y de mis compañeros», aseguró, días después de que France Football, la revista que otorga el galardón desde 1956, le pidiera disculpas públicas por no habérselo concedido.

Con espacio incluso para el sentido del humor en el último tramo de una rueda de prensa más larga de lo que se anunció -«me voy por tres años y luego vuelvo como jugador», bromeó-, Iniesta concluyó que tuvo la despedida que siempre había soñado y que, en el futuro, le gustaría ser recordado como «un gran futbolista y una gran persona».

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