Madrid
DPA

La ribera del Río Manzanares ya no volverá a vibrar como lo hizo en los últimos 50 años. Tampoco se gritarán los goles de Luis Aragonés o Fernando Torres ni retumbarán en sus gastados vestuarios las arengas de Diego Simeone. Al menos no el Vicente Calderón, el estadio del que hoy se despidió el Atlético de Madrid en una tarde cargada de emoción y nostalgia.

La victoria por 3-1 sobre el Athletic de Bilbao, con dos goles del «Niño» Torres en los primeros once minutos, supuso la despedida perfecta del Atlético de su templo antes de mudarse la próxima temporada al renovado Wanda Metropolitano, la antigua Peineta.

«Fue una tarde emocionante, con muchos sentimientos. Mejor no podía finalizar. Empezamos con un gol de Aragonés (marcó el primer tanto del Atlético en el estadio en 1966) y se cierra con dos goles de otro ídolo, como es Fernando», dijo Simeone en la rueda de prensa.

Un rato antes, frente a casi 50 mil personas, confirmó que seguirá siendo entrenador del Atlético la próxima temporada. «Los periodistas me preguntan continuamente si me voy a quedar. Sí, me voy a quedar», dijo el «Cholo» con un micrófono en la mano. «¿Y saben por qué me voy a quedar? Porque este club tiene futuro y el futuro somos todos nosotros».

Inaugurado el 2 de octubre de 1966 como Estadio Manzanares y rebautizado cinco años después con su actual nombre, el Calderón vivió ayer su último encuentro por la Liga española de fútbol y la última presentación oficial del Atlético.

Le espera aún la final de la Copa del Rey que jugarán el próximo sábado el Barcelona y el Alavés, y un día después, el partido homenaje con las leyendas del Atlético. Sin embargo, los corazones rojiblancos vivieron hoy una tarde tremendamente especial.

Un enorme mosaico, formado por 45 mil cartulinas, dio la bienvenida al equipo con una frase del himno de Joaquín Sabina, un reconocido atlético, y Pancho Varona. «Paseo de los Melancólicos, ¡Manzanares cuanto te quiero!». Y en las tribunas detrás de los arcos impresos los años 1966 y 2017.

Páginas y páginas del fútbol se escribieron a lo largo de casi 51 años en la casa del Atlético, un estadio que se ha convertido en un ícono del fútbol español y de la ciudad de Madrid. Y muchas historias de vida como la de Doña Margarita, una señora que cada domingo desde hace 20 años coloca un ramo flores junto a uno de los banderines del Fondo Sur en homenaje al ex jugador Milinko Pantic, un reconocido pateador de tiros de esquina.

«Pondré el último ramo en el Calderón, pero no será el último ramo», dijo al diario «Marca» Doña Margarita, que conoció a su esposo hace ya varias décadas precisamente en el Calderón.

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