Por Noelia Román
Barcelona
AGENCIA/dpa

«Johan es de todos», sentenció hace un año Jordi Cruyff, cuando un cáncer acabó con la vida de su legendario padre y el mundo del fútbol se sintió repentina e inesperadamente huérfano. Y hoy, en el primer aniversario de la muerte, no hay quien no evoque su figura con nostalgia.

«Mi padre dejó mucha huella como persona, como deportista, como todo… No hay día en que alguien no me venga a hablar de mi padre; no hay día sin ese recuerdo, pero siempre con respeto y cariño», señaló el hijo del «holandés volador» en una entrevista publicada por el diario catalán «El Periódico de Catalunya» el pasado domingo.

El Barcelona, el club que popularizó mundialmente primero como futbolista y más tarde como entrenador, ya anunció que realizará una serie de actos e iniciativas. Sin embargo, su contenido será dado a conocer mañana.

La entidad catalana había previsto hacer la presentación ayer, pero la muerte de Agustí Montal, el presidente que fichó a Cruyff en 1973, obligó a postergar el acto.

En presencia de Jordi Cruyff, la actual junta azulgrana rendirá de nuevo tributo a «una pieza clave» de su historia y anunciará las acciones con las que pretende perpetuar su memoria en el presente y futuro del Barcelona.

Es probable que, entre ellas, se encuentre la de rebautizar alguna de sus instalaciones con el nombre de Johan Cruyff.

Tan genial como polémico y controvertido, Cruyff se ganó con creces cualquier homenaje que se le dedique. Y no sólo por los títulos conquistados bajo su batuta, que no fueron pocos: entre otros, la primera Copa de Europa del Barcelona y las cuatro Ligas españolas consecutivas del «Dream Team». Sino, sobre todo, por la filosofía futbolística que desde sus tiempos distingue al club catalán.

«Y es que Cruyff brilló como jugador entre 1973 y 1978, y posteriormente volvió al Camp Nou para cambiar la mentalidad del Barça desde el banquillo», destacó el Barcelona, en su página web, en la nota que hoy dedica al aniversario del adiós de Cruyff.

«Dirigió el «Dream Team» durante ocho años, la época en que el club desarrolló un estilo de juego y una filosofía que no ha abandonado hasta el día de hoy», añadió la entidad azulgrana.

Con matices, la apuesta por el fútbol ofensivo, el juego combinativo y el cuidado del balón caracterizaron al Barcelona desde que Cruyff decidió que así sería y sus sucesores optaron por seguir al maestro.

Primero, sus compatriotas Louis Van Gaal y Frank Rijkaard. Luego, y de manera más evidente y decidida, Josep Guardiola, admirador confeso del genio holandés.

Como Luis Enrique, el actual entrenador del Barcelona, Guardiola fue discípulo de Cruyff en el «Dream Team». Aprendió de él como jugador y en las innumerables charlas que mantuvieron sobre fútbol cuando el ex mediocampista azulgrana cambió las canchas por el banco.

«Hace 30 años sus ideas parecían las de un kamikaze; ahora, en cambio, se consideran normales. Hay mucha gente que sigue su filosofía. Cada uno luego le añade su toque personal, modernizándola y evolucionándola», apuntó Jordi Cruyff en su entrevista en «El Periódico de Catalunya».

Días después del fallecimiento de Cruyff, la actual junta del Barcelona escenificó su reconciliación con el mito -el holandés había abandonado la presidencia de honor del club azulgrana que le había concedido la directiva de Joan Laporta por desavenencias con su sucesor Sandro Rosell- con la firma de un convenio de colaboración con la Fundación Johan Cruyff.

La instalación de un espacio memorial en la tribuna del Camp Nou, horas después de conocerse la inesperada muerte, fue otro de los gestos con los que el presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu, quiso exteriorizar el entendimiento con la familia Cruyff.

Por aquel espacio, presidido por una enorme fotografía de la leyenda del fútbol europeo y desbordado de flores y recuerdos depositados por los hinchas, pasaron para decirle adiós 60.525 admiradores.

Fue un «hombre de personalidad desbordante, carismático, líder, imaginativo, hábil, inteligente, ingenioso, generoso, crítico, valiente, divertido, en definitiva, genial», escribió el jueves, en su página web, Laporta.

Además de concederle la presidencia de honor, el ex mandatario del Barcelona siempre buscó el consejo futbolístico de Cruyff.

«Pero la memoria de Johan no debería ser nunca de aquellos que le negaron en vida las alabanzas que le hacen, por interés, ahora que no está. No tendría que ser jamás de aquellos que lavan su mala conciencia comprando parte del legado, con tal de ensuciar y minimizar sus méritos y transcendencia en la historia de nuestro club. No debería de ser nunca de aquellos que le negaron la Medalla de Presidente de Honor», añadió Laporta, enemistado con Rosell y la actual junta, a los que acusa de haber separado a Cruyff del Barcelona.

Mañana, ajenos a las palabras de Laporta, Bartomeu, sus directivos y la familia Cruyff honrarán, juntos, la memoria del mito

Artículo anteriorAmerican Airlines anuncia nueva ruta entre Guatemala y Chicago
Artículo siguienteSuárez regala a Neymar camiseta de Uruguay tras el show del brasileño