París
DPA
Los islandeses, encabezados por el capitán Aron Gunnarsson, son los únicos que quedan en el campo del Stade de France. Ya pasaron más de veinte minutos de la histórica clasificación a octavos de final de la Eurocopa, pero los jugadores se acercan a las gradas del inmenso estadio para compartir semejante hazaña con su «familia».
Ocurre que entre el 3 y el 10 por ciento de la población total de Islandia (300 mil habitantes) llegó a Francia para ver a la más pequeña selección competir por primera vez en una Eurocopa.
«Es increíble que hayan 10 mil hinchas de Islandia aquí. Conozco al 50 por ciento de la hinchada, es como festejar con tu familia», contó ayer tras los festejos el defensor Kari Arnason.
«Es irreal mirar a la grada y ver 15 mil islandeses. Nunca pensé que vería este día», dijo Elmar Bjarnason, autor de la asistencia del gol agónico de Arnor Ingvi Traustason.
«Creo que después de hoy van a cambiar el feriado nacional en Islandia», bromeó el entrenador Heimir Hallgrímsson.
Con apenas 23 mil jugadores federados, 100 jugadores profesionales y ninguno de los 23 del plantel en Francia jugando en la liga de su país, el milagro islandés parece tener ribetes de ficción.
Sólo solo cuatro de ellos lo hace en uno de los cinco campeonatos más importantes: Emil Halfredsson (Udinese), Gylfi Sigurdsson (Swansea), Aron Gunnarson (Cardiff City) y Kolbeinn Sigthorsson (Nantes). Y los autores de los goles ante Austria juegan en la segunda división alemana (Jon Dadi Bodvarsson, en Kaiserslautern) y en la liga sueca (Arnór Ingvi Traustason, en IFK Norrköping).
Islandia es una isla nórdica de temperaturas inhóspitas, con inviernos de hasta 30 grados bajo cero y un promedio anual que va de 0 a 7 grados, lo que hace casi imposible siquiera practicar futbol durante seis meses.
El fenómeno islándes comenzó por combatir esta naturaleza. Hace 15 años la Federación ideó un programa de inversión de campos techados para poder practicar en invierno. Hoy hay siete campos cubiertos, los únicos servibles durante la mitad del año en el que el intenso frío hace imposible jugar a cielo abierto.
El programa dio como fruto la generación de «jóvenes indoor», que consiguió la clasificación histórica a la Eurocopa Sub 21 en 2011 y culmina ahora en Francia, con seis jugadores de ese plantel haciendo la revolución en el Stade de France.
«Todos crecimos en una época similar, nos beneficiamos de los campos cubiertos, pero fue muy importante la mentalidad», contó el volante y capitán Aron Gunnarsson.
«Tuvimos una mentalidad increíble. Había muchas piernas cansadas pero estamos muy orgullosos de nuestro equipo», coincidió Hallgrímson.
Los entrenadores ya habían hecho historia al clasificar a la Euro por primera vez. Y de qué manera: en la etapa clasificatoria, Islandia venció a la ausente Holanda -de local y de visitante- y también a Turquía y a República Checa, que no pudieron superar la fase de grupos en Francia.
Luego de dos empates valiosos 1-1 ante Hungría y Portugal, en el que Cristiano Ronaldo acusó a los islandeses de «mentalidad pequeña», el miércoles Islandia consiguió su primera victoria en una Eurocopa y sueña con otra hazaña ante Inglaterra, la inventora del futbol.
El duelo más importante de su historia será el lunes, en Niza. Lógicamente, se espera otro aluvión de hinchas islandeses desde Reykjavik alentando en las gradas del Stade de Nice.
