Peru's Raul Ruidiaz (11) scores a goal past Brazil’s goalkeeper Alisson, right, and Dani Alves (2) in the second half of a Copa America Group B soccer match on Sunday, June 12, 2016, in Foxborough, Mass. (AP Photo/Steven Senne)

Foxborough
DPA

Un gol con la mano dejó fuera de la Copa América Centenario a Brasil, después de que el delantero de Perú Raúl Ruidíaz se vistiera en Boston de Maradona y le diera la victoria a su equipo por 1-0 tras marcar un tanto con el brazo, a un cuarto de hora para la conclusión del duelo.

Perdonó la canarinha, sobre todo en el primer tiempo: jugó con fuego y se quemó. Perdió Brasil en un partido que incluso podía empatar. Así que los de Dunga se marchan a casa y el equipo dirigido por Ricardo Gareca jugará los cuartos de final contra Colombia.

La eliminación de Brasil traerá cola. Durante varios minutos el suspenso se apoderó del Gillette Stadium, pendiente de una mano. El delantero blanquirojo Raúl Ruidíaz, que había entrado en el segundo tiempo, culminó un contraataque de su equipo marcando con la mano.

El árbitro, el uruguayo Andrés Cunha, dudó en si anularlo o no. Consultó con su asistente y con el cuarto árbitro, tal vez pendiente de lo que indicara el video. Sin respuestas, decidió darlo por bueno. Entonces, todos los fans del fútbol se acordaron de Maradona y su mano de dios. «Me chocó en el muslo», dijo el goleador sobre la polémica jugada.

El partido tuvo dos partes bien distintas: La primera, de dominio aplastante de Brasil, que perdonó demasiado. La segunda, más equilibrada. Hasta que se decidió en la polémica jugada.

Con el resultado de Ecuador, a Brasil le valía con empatar para ser primero de grupo y, consciente de ello, salió al campo mucho más tranquilo que Perú.

Desde el inicio, la canarinha se hizo con el balón. Elías y Renato Augusto se impusieron en el centro del campo y sus laterales y extremos llegaron con facilidad al área rival.

Sólo le faltó al conjunto de Dunga acierto en la fase de finalización. Incapaz de lograr un gol, el marcador no reflejaba al descanso la superioridad verdemarilla.

Gallese detuvo las ocasiones más claras: un disparo de Filipe Luis (m. 12), un tiro mordido de Gabriel (m. 26) y otro remate que apenas sin espacio se inventó también el joven delantero (m. 41). Antes, a Willian, delante de la meta, se le fue arriba el balón.

Y es que, en la primera media hora, Alves y Willian, por la derecha, volvieron loco a Miguel Trauco. Luego, se animaron por la otra banda Filipe Luis, Coutinho y Gabriel.

Perú corría tras el balón y con él, sufría en la salida de campo propio. Así los rojiblancos encadenaron hasta tres pérdidas peligrosísimas cerca de su propia área, que Brasil no aprovechó.

Tal era el desconcierto entre los peruanos, que, en un momento en que las asistencias salieron a atender al portero Gallese -aturdido tras recibir un golpe en la nariz-, se les vio discutir ostensiblemente entre ellos.

Guerrero y Cueva apenas tocaron el balón, aunque a un minuto del descanso, Perú reclamó un posible penal de Renato Augusto sobre Flores.

Dunga introdujo varios cambios en el once de Brasil: recuperado de su lesión, Miranda debutó en el torneo; Lucas Lima ocupó el lugar en el centro del campo de Casemiro, sancionado, y Gabriel entró arriba por Jonás.

Gareca, por su parte, también recuperó a un lesionado, Corzo; dio descanso a Renato Tapia, con problemas físicos, y optó por la alineación de Andy Polo, suplente hasta hoy, pero que cada vez que entró en juego en los duelos anteriores había generado más peligro que Hohberg.

Tras el descanso, salió más ambicioso Perú. Y no fue hasta entonces que dispuso de su primer disparo a portería, una falta directa que ejecutó Christian Cueva y rechazó Alisson con algún apuro.

Diez minutos le costó a Brasil armar su primera posesión larga del segundo tiempo ante un rival incómodo con la pelota, decidido a defender y salir rápido a la contra en busca de la sorpresa.

Y la sorpresa llegó, en uno de los pocos contraataques de Perú, Andy Polo asistió a Ruidíaz, que, a bocajarro, marcó con el brazo.

Contrareloj, Brasil tuvo alguna ocasión más, la última, una clarísima de Elías, que remató con la cadera delante del portero, en el tiempo añadido. Pero perdonó el equipo de Dunga y lo pagó muy caro, injustamente.

La afición peruana, mayoría en las gradas del Gillette Stadium enloqueció con el silbido final.

Antes del partido, se guardó un respetuoso silencio en memoria de los fallecidos en la masacre de Orlando.

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