La Habana
DPA

En la «esquina caliente» en el Parque Central de La Habana, el punto de encuentro de los aficionados de pelota, no se habla de otra cosa: el partido que enfrentará hoy la selección cubana de béisbol con los Tampa Bay Rays en el estadio Latinoamericano de la capital cubana.

«Todos los días en la esquina caliente se habla de pelota», explica a DPA el aficionado Novez Ramírez Voces.

Alexi Siria García cuenta que no pueden seguir en directo las Grandes Ligas de Estados Unidos. «Nos informamos por varias personas y sabemos la actuación de los cubanos y sabemos todas las cosas que pasan en el mundo entero», explica García.

El encuentro deportivo coincide con el histórico viaje del presidente Barack Obama a Cuba, el primer mandatario estadounidense en pisar la isla en 88 años.

«Me parece bien que vaya Obama al Latinoamericano. Unión entre Cuba y Estados Unidos. La pelota puede unir a los dos pueblos. Ya somos amigos, ya somos hermanos», añade el aficionado Bruno Eliades Boris Machado.

Obama hará historia y los Tampa Bay Rays también. Éste será el primer partido que juegue un equipo de las Grandes Ligas de Estados Unidos en Cuba desde que los Orioles de Baltimore participaron en un encuentro amistoso con la selección cubana en marzo de 1999.

«Cuba, Cuba, Cuba», gritan convencidos los aficionados cubanos cuando se les pregunta quién piensan que será el ganador del partido.

Al partido sólo se puede ir con invitación, por lo que muchos de los que se dan cita en la «esquina caliente» tendrán que ver el encuentro por televisión.

«El martes van a ganar los cubanos por el coraje que tenemos. Tenemos que demostrar que sí podemos. Hemos resistido tantas cosas, ¿no vamos a enfrentar un juego de pelota?», añade Ramírez Voces.

Al abañil Carlos Chapman le hubiera gustado que el presidente Barack Obama fuera el que hiciera el lanzamiento de honor el partido, pero al final será el legendario jugador cubano Luis Tiant, emigrado a Estados Unidos, el que tire la primera bola.

«Este juego puede abrir una gran puerta. La primera guerra mundial se paró por un deporte y cuando se acabó el deporte siguieron pegándose tiros. ¿Por qué un juego de pelota no puede unir dos pueblos que no están en guerra? Estamos peleados pero no en guerra», añade Chapman, que irá al partido porque tiene invitación.

Cubanos y estadounidenses comparten una gran pasión por el béisbol. Muchos ven en el evento deportivo un gesto con un posible potente mensaje político y hablan ya de antemano de una «diplomacia del béisbol».

Pero en la «esquina caliente» los aficionados cubanos prefieren hablar de béisbol más que de política.

«Yo lo que espero es que no se mezclara el béisbol con la política. El béisbol es un deporte. En ocasiones se mezcla el béisbol con la política y no se debe mezclar», explica a DPA el aficionado cubano Alejandro Romero.

Los aficionados, sin embargo, confían en que con el deshielo diplomático entre Washington y La Habana permita abrir una nueva era en el béisbol de los dos países tras décadas de polémica por las deserciones de peloteros cubanos.

Romero confía en que pronto «el cubano que quiera jugar en las grandes ligas que vaya y juegue en las Grandes Ligas» de Estados Unidos.

«El Latino» es el estadio de béisbol más grande de la isla, con capacidad para 50 mil espectadores. El «Coloso del Cerro» representa para la ciudad de La Habana lo que el estadio de los Yankees es para Nueva York o, en el fútbol, Wembley para Londres o el Santiago Bernabéu para Madrid. En ese escenario, el béisbol y la política volverán a unirse una vez más.

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