Barcelona
Agencia dpa

Soberbia, perfecta, histórica. La excelencia ronda la temporada del Barcelona que, después de levantar el «doblete» enganchado a la deslumbrante estela de Lionel Messi, está a una final de Liga de Campeones de abrazar los calificativos más superlativos.

«Nos queda un partido para redondear una temporada que sería perfecta», aseguró el sábado Gerard Piqué, justo después de cortar la red del arco donde Messi anotó el gol que abrió la final de la Copa del Rey española antes de dar la vuelta al mundo.

«Ahora disfrutaremos de la Copa y luego nos prepararemos para la Champions, que es la competición más prestigiosa. Ganarla le daría a la temporada la perfección, aunque ya podamos decir que fue una gran temporada», prosiguió el central azulgrana.

Piqué es uno de los futbolistas que mejor simboliza el giro copernicano protagonizado por el Barcelona en el último año, doce meses escasos en los que pasó de no levantar ningún trofeo a situarse a un paso de lograr lo que sólo consiguió una vez antes: el «triplete».

El excelente botín que suponen la Liga y la Copa españolas conquistadas en las dos últimas semanas por los azulgrana queda a expensas de lo que los dirigidos por el español Luis Enrique hagan el próximo sábado en Berlín ante la Juventus de Turín en la gran final continental.

Los dos equipos compiten por lo que para ambos sería el tercer gran título de la temporada. Un fracaso desluciría el brillo de lo ya logrado, de la misma manera que el triunfo lo haría fulgurar.

«La temporada será soberbia si conquistamos el tercer título, si no ya no será tan soberbia. Ahora ya tenemos dos (títulos) y queremos el tercero», asumió Luis Enrique, después de que el Barcelona se impusiera en la Copa con un inapelable 3-1 ante el Athletic de Bilbao.

El otrora cuestionado técnico azulgrana -otra de las explicaciones al vuelco del club- está a un trofeo de lo que sólo el catalán Josep Guardiola consiguió en toda la historia del Barcelona: ganar Liga, Copa y Champions en la misma campaña.

«Con la cautela debida porque la «Juve» es un equipazo, pero (a Berlín) llegamos muy bien, con mucha confianza, enchufados y con ganas de hacer historia», aseguró Xavi, el capitán azulgrana, tras despedirse de la hinchada del Camp Nou alzando la copa del «doblete».

Xavi, como Messi y buena parte de la plantilla del Barcelona, ya protagonizaron el «triplete» que ahora están en condiciones de repetir gracias, principalmente, al fabuloso momento que atraviesa el crack argentino, el jugador que lo explica todo.

Hace ya un tiempo que Messi dejó de ser «La Pulga» para convertirse en el «Extraterrestre» que avanza inexorablemente hacia el quinto Balón de Oro de su fabulosa carrera.

Después de un 2014 aciago en el que ni siquiera el Mundial de Brasil logró redimirlo, la estrella argentina volvió a deslumbrar con su fútbol, que se hizo más completo y global.

En la temporada del «triplete», cuando Guardiola decidió colocarlo como falso 9, Messi anotó 38 goles en todas las competiciones y dio 17 asistencias.

En ésta, después de que Luis Enrique sorprendiera ubicándolo en la banda derecha, como un extremo derecho que en realidad no es porque se mueve por donde quiere, el astro azulgrana marcó 58 tantos y repartió 27 pases de gol, a falta del último y decisivo partido.

«En el estado en que está ahora, no hay sistema defensivo ni entrenador que lo pare, es demasiado bueno», sentenció Guardiola antes de que Messi fulminara al Bayern de Múnich en las semifinales de la Liga de Campeones.
A menos de una semana para la final de Berlín, e inspirados por el fútbol total de Messi, los azulgrana están donde se propusieron: a 90 minutos de poder firmar una temporada soberbia festejando el segundo «triplete» en la centenaria historia del Barcelona.

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