Dolores Mejía pensó que a los Bears de Chicago les vendría bien un Ave María. Foto La Hora/AP

Dolores Mejía pensó que a los Bears de Chicago les vendría bien un Ave María.

Y más de uno también. De hecho, rezó varias veces durante el Super Bowl de 1986, en el que su equipo le ganó a los Patriots de Nueva Inglaterra 46-10 y se consagró campeón del fútbol americano por primera y única vez en su historia.

“Estaba feliz. No lo podía creer”, dijo Mejía.

Las invocaciones al Señor no son parte de la estrategia de la mayoría de los fanáticos al deporte, pero Mejía y otros como ella están convencidos de que las oraciones pueden incidir en los resultados. Aproximadamente tres de cada 10 adultos de Estados Unidos afirman que creen que pueden ayudar a determinar los resultados de los partidos, de acuerdo con una encuesta de The Associated Press y el NORC Center for Public Affairs Research.

 

El 23% de los aficionados a deportes profesionales dice que ha rezado durante los partidos, según la encuesta. Las creencias específicas de las personas son un factor: El 35% de los evangélicos dijo que reza, comparado con el 21% de las otras fes.

No hace falta ser un creyente para rezar. La encuesta señala que un 15% de los aficionados que no son religiosos también creen en el poder de las plegarias en el deporte.

Mejía, una católica de 73 años nacida en Chicago y que ahora vive en Peoria (Arizona), cuenta que reza desde niña y que cuando vive situaciones tensas, en el deporte y en la vida, las oraciones la tranquilizan.

Pero admite que a menudo se sintió decepcionada. Mejía, quien no va regularmente a misa, dice que ya no reza por los Bears. Solo le pide a Dios por amigos con graves problemas de salud. “Los Bears son un desastre. Nunca van a ganar”, se lamentó.

De todos modos, está segura de que ese día de enero del 86, sus plegarias durante el Super Bowl fueron respondidas.

¿Esto quiere decir que Dios es aficionado de los Bears? ¿O que favorece a otros equipos?

“Sospecho que a Dios no le importa en absoluto quién gana”, expresó el reverendo Burke Masters, sacerdote católico que celebra misas para jugadores y personal de los Cachorros de Chicago en su condición de capellán del equipo.

Durante la histórica campaña del 2016 en que el equipo de Chicago ganó su primer campeonato de béisbol en más de 100 años, se le pidió que bendijese a la novena frente a las cámaras de la televisión. Él rezó para que nadie sufriese lesiones.

“¿Que si la gente reza? Claro que lo hace. Mucha gente. Pero creo que hay bastante de superstición en esto” de las plegarias asociadas con el deporte, dijo Masters, quien jugó al béisbol en la universidad y en las ligas menores. “Los jugadores de béisbol son particularmente supersticiosos. He estado en casas en la que te dicen ‘todo marcha bien, no te muevas’”.

 

Daina Patton es fanática de los Bronchos, el equipo de fútbol americano de una escuela secundaria de Odessa (Texas). Tiene 32 años y es miembro de la iglesia bautista, aunque no va a misa con regularidad. Pero reza todas las noches con sus hijos y cree que las oraciones pueden incidir en el resultado de los partidos. Esa, sin embargo, no es su única razón para rezar.

“Rezamos por algo más que la victoria, no queremos ser codiciosos”, comentó Patton. Agregó que rezan también para que los jugadores no se lesionen, que saquen buenas notas y que sean buenos chicos.

“Nuestras oraciones están llenas de esperanza”, explicó.

Rashed Fakhruddin, un musulmán fanático de varios equipos de Nashville, dice que cuando estos pierden, le pide a Dios que “nos ayude a pasar este mal momento, porque sufrimos demasiado”.

La encuesta abarcó a 1.054 adultos y fue hecha del 9 al 12 de septiembre, usando muestras sacadas del AmeriSpeak Panel de NORC, basadas en la ley de las probabilidades, que representa a la población de Estados Unidos. El margen de error de las muestras es de más o menos 3,9 puntos de porcentaje.

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