El francés Karim Benzema, del Real Madrid. Foto La Hora: Kirsty Wigglesworth/AP.

 

¿Alguien recuerda las advertencias de que el poder y la influencia de los clubes más adinerados de Europa se reducirían tras el fiasco que supuso la rebelión de la Superliga?

Eso fue hace apenas un año. Y todavía, una revolución parcial montada por la elite se avecina en el fútbol europeo. Quizás con la intención de evitar más fracturas, la UEFA no ha aprovechado su victoria sobre los clubes rebeldes para reformar la Liga de Campeones y restar aunque sea un poco de poder a los grandes clubes.

De hecho, los equipos con mayores recursos podrán gastar incluso más después de que el comité ejecutivo de la UEFA apruebe el jueves el marco que reemplazará al llamado Fair Play Financiero.

Y si quedan fuera de la Liga de Campeones por no ocupar el sitio necesario en su liga nacional, se brindará protección a dos grandes equipos a partir de 2024. Podrán ingresar en el torneo con base en su registro histórico.

 

Tan sólo hay que mirar a España para percatarse de la gran diferencia que la Liga de Campeones conlleva para las finanzas de un club. Sevilla ganó un total de 34,6 millones de euros (38 millones de dólares) por ganar la Liga Europa en 2020, pero pudo haber generado al menos el doble de esa suma tan sólo con una campaña mediocre en la Champions.

En la misma temporada, Valencia se embolsó 60,8 millones de euros (66 millones de dólares) por llegar a los octavos de final en la Liga de Campeones. A partir de 2024, jugar en la Liga de Campeones involucrará más partidos, lo que podría mermar el interés de los aficionados.

¿Cuánto apetito hay por una nueva fase inicial con una sola tabla, aumentada de 32 a 36 equipos, cada uno de los cuales disputará 10 partidos en vez de seis?

Sólo ocho equipos se clasificarán directamente a los octavos de final. Pero incluso finalizar 24to entre 36 puede darle el boleto a un club. Todo ello restaría interés y riesgo a los últimos encuentros. Se trata de otra red de protección contra el fracaso, que permite a un gran club equivocarse terriblemente en la primera fase y tener aún así la puerta abierta hacia las rondas de eliminación directa.

La UEFA no aprovechó la oportunidad de moderar el gigantismo del torneo tras la debacle de la Superliga. Las ligas nacionales fueron rechazadas en sus propuestas de ocho partidos de la fase de grupos.

Todo lo que se habló acerca de que la UEFA debía reconsiderar los lugares basados en méritos históricos —algo que habría permitido que el Arsenal volviera a la Champions esta temporada— ha sido rechazado, si bien no se ratificará en el encuentro del jueves.

La UEFA considerará que las reformas en la Liga de Campeones son integrales para que crezca el valor de su activo más lucrativo en lo comercial y en los derechos de televisión, así como para evitar futuros intentos secesionistas.

Artículo anteriorEl béisbol regresa tras un largo invierno de conflicto
Artículo siguienteLa Universidad y “el hombre de su tiempo”