A sus 18 años, Carlos Alcaraz había exhibido ya suficiente talento para que mucha gente lo considerara el próximo sucesor de Rafael Nadal como el mayor astro español del tenis.
El viernes, en el Abierto de Estados Unidos, Alcaraz explicó con su tenis por qué ha recibido tanta atención recientemente.
Con tenacidad y alentado por un ruidoso público en el estadio Arthur Ashe, el tenista de la región de Murcia se impuso el viernes 6-3, 4-6, 7-6 (2), 0-6, 7-6 (5) en poco más de cuatro horas sobre el griego Stefanos Tsitsipas, tercer preclasificado y quien había exasperado recientemente al público por tomarse largas pausas entre cada set.
La caída de Tsitsipas llegó en una jornada de sorpresas, en la que Naomi Osaka perdió el partido y la compostura, también ante una jovencita.
Fue la rebelión de los tenistas de 18 años.
Alcaraz se convirtió en el jugador más joven que haya anclado en la cuarta ronda del US Open desde 1989, cuando lo consiguieron un par de jovencitos llamados Pete Sampras y Michael Chang.
Durante la entrevista en la cancha, el adolescente se cercioró de agradecer a los aficionados, quienes están haciendo tanto ruido que parecieran querer compensar su ausencia del año pasado por la pandemia.
«¡Vamos, Carlos!», corearon durante el partido. Se pusieron de pie para aclamar al joven en varios puntos, incluso antes del desempate decisivo.
Alcaraz agitó los brazos para arengarlos y recibió todavía más apoyo.
Osaka azotó la raqueta contra la cancha del Arthur Ashe. Momentos después, arrojó el resto de su equipamiento, haciendo que rebotara y se deslizara sobre la pista hacia la red.
Un berrinche más en la línea de fondo dejó otra raqueta dañada y evidenció que la japonesa no encontraría la solución. En las postrimerías, el público la abucheó por tomarse demasiado tiempo entre los puntos, dando la espalda a la cancha.
La canadiense Leylah Fernández, ubicada en el 73er sitio del ranking y que jamás había avanzado tan lejos en un Grand Slam, se impuso por 5-7, 6-7 (2), 6-4.
Cortó así la racha de 16 victorias que ostentaba Osaka en torneos del Grand Slam, todos sobre cancha dura. La realidad es que la tenista asiática disputó también su primer major desde que se retiró del Abierto de Francia antes de la segunda ronda para cuidar su salud emocional.
Tampoco participó en Wimbledon. Y aunque sí jugó como local los Juegos Olímpicos en Tokio, donde encendió el pebetero, tal vez resintió la poca actividad de los últimos meses.
En la conferencia de prensa posterior al frustrante duelo, Osaka lloró y dijo que contempla otro alejamiento del tenis «por un tiempo».
Garbiñe Muguruza y Simona Halep, quienes ya han brillado en las canchas de césped de Wimbledon y conquistaron las de arcilla en el Abierto de Francia, quizá tienen ya las respuestas para la superficie dura del U.S. Open.
Las bicampeonas de torneos del Grand Slam sacaron victorias de tres sets para avanzar a la cuarta ronda del último major del año.
Muguruza venció 6-4, 3-6, 6-2 a la bielorrusa Victoria Azarenka, tres veces subcampeona del U.S. Open, para igualar su mejor resultado hasta ahora en Nueva York.
La española-venezolana y novena preclasificada llegó a los octavos de final en 2017, justo después de alzar su título en Wimbledon. No había pasado de la segunda ronda desde entonces, si bien afirma que siempre ha disfrutado competir en Nueva York pese a las complicaciones.
Algo similar podría decir Halep, quien salió adelante de un maratónico desempate en el primer set y finalmente doblegó a Elena Rybakina 7-6 (11), 4-6, 6-3 para colocarse en la cuarta ronda del U.S. Open por primera vez desde 2016.
Daniil Medvedev tuvo un partido menos complicado, tal como ha sido toda su primera semana. El segundo cabeza de serie y subcampeón de 2019 derrotó 6-0, 6-4, 6-3 al español Pablo Andújar y tan solo ha cedido 22 games en tres rondas.
Muguruza y Halep han sido subcampeonas en el Abierto de Australia, que también se juega en superficie dura. Pero el U.S. Open ha resultado un enigma más difícil de resolver para las dos.
Halep había caído en la primera ronda en 2017 y 18. En ese segundo año sucumbió como la primera cabeza de serie en la ronda inicial, algo que jamás había ocurrido en este torneo.
Y en la presente edición, pocos esperaban algo distinto de la rumana, que se ausentó de Wimbledon y de Roland Garros por una lesión de pantorrilla.
En un duelo de tenistas que han ganado títulos del Grand Slam, Angelique Kerber, campeona del US Open en 2016, dio cuenta de Sloane Stephens, la monarca de 2017, por 5-7, 6-2, 6-3.
Por su parte, la campeona del Abierto de Francia, Barbora Krejcikova, también avanzó a la cuarta ronda en su debut en el U.S. Open.
La checa y octava preclasificada eliminó a Kamilla Rakhimova con un triunfo de 6-4, 6-2 y se medirá a Muguruza.
Krejcikova mejoró su marca de esta temporada a 41-11. Sólo la actual número uno del mundo, Ash Barty (42-7), tiene más victorias en partidos de llaves principales en la gira de mujeres.