El austriaco Sepp Straka en el tee del primer hoyo durante la primera ronda del torneo de golf de los Juegos Olímpicos de Tokio, en Kawagoe, Japón. Foto la hora: Matt York/AP

Rikuya Hoshino no estuvo solo en el primer tee ayer en el inicio del golf olímpico.

La tribuna a sus espaldas, que debería haber estado vacía en estos Juegos sin público, se llenó de voluntarios con el uniforme de Tokio 2020 que querían ver como el japonés de 25 años daba comienzo a un torneo que se retrasó un año por la pandemia.

Los dos golfistas que lo acompañaban en el primer grupo, el austriaco Sepp Straka y el belga Thomas Pieters, se fueron al frente.

En un campo blando, Straka eligió un buen día para estar acertado con sus hierros. Embocó cuatro birdies en sus seis últimos hoyos para acabar con una tarjeta de 63 golpes, 8 bajo par, con lo que igualó el récord olímpico –algo poco histórico ya que el deporte recién volvió al programa en 2016 y terminó un golpe por delante del tailandés Jazz Janewattananond.

Pieters, quien estuvo a un paso del bronce en Río, estuvo enfermo en la víspera y no pudo sondear los nueve primeros hoyos del club de campo Kasumigaseki en las rondas de práctica. Acumuló 30 golpes en los últimos nueve hoyos para una tarjeta de 65.

El mexicano Carlos Ortiz también firmó un 65 bajo unas condiciones ideales en un campo que, cuando llegaron los jugadores, no tenía ni un divot tras pasar dos meses cerrado.

Otros dos latinoamericanos, el venezolano Jhonattan Vegas (66) y el colombiano Sebastián Muñoz (67), completaron rondas que les dejaron cerca de los líderes.

Exultante por participar en sus primeros Juegos, Muñoz manifestó que la experiencia le han brindado experiencias inéditas.

«Aquí están los mejores atletas del mundo, estar en la Villa Olímpica ha sido muy divertido», dijo Muñoz. «Estoy muy agradecido de poder competir en este torneo».

Los voluntarios vaciaron la tribuna tras el drive de Hoshino y habían regresado a sus puestos –la mayoría ayudando a localizar golpes errantes– cuando llegó el turno de la principal esperanza japonesa.

El campeón del Masters de Augusta, Hideki Matsuyama, aún tenía motivos para creer que todos estaban mirando.

«Si digo que no hay presión estaría mintiendo», dijo Matsuyama tras iniciar la competencia con una tarjeta de 69, que no fue el mejor arranque en una ronda de bajas puntuaciones tan bajas que sólo 13 de los 60 golfistas estuvieron sobre el par.

Patrick Reed y Xander Schauffele acabaron con 68, un resultado bastante bueno para Reed.
Entró al torneo a última hora sustituyendo a Bryson DeChambeau, quien arrojó positivo por COVID-19, y, debido a las pruebas que tuvo que pasar, no llegó al campo hasta ayer por la tarde. No tuvo tiempo más que para ver los cuatro últimos hoyos desde un carrito.

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