A seis meses de los Juegos Olímpicos de París, la organización tienen todavía trabajo por delante para garantizar un desarrollo tranquilo del evento, con la seguridad y el transporte entre los principales desafíos.
TRANSPORTES
Los parisinos son escépticos sobre la capacidad de su red de transportes para acoger los hasta 800.000 usuarios adicionales previstos, máxime cuando las líneas de metro y bus suelen registrar retrasos o incidentes.
La alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, expresó públicamente su inquietud sobre el transporte, lo que enfadó al gobierno del presidente centrista, Emmanuel Macron.
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«Tenemos la firme intención de seguir mejorando progresivamente en 2024» de cara a los Juegos, dijo a AFP el jefe del operador del transporte público de París RATP, el exprimer ministro Jean Castex, que apela al «espíritu de Coubertain» y al «trabajo en equipo» ante las críticas también de la presidenta de la región Ile de France, Valérie Pecresse.
Decenas de personas de la RATP y de la compañía pública de ferrocarriles SNCF estudian con detenimientos los horarios de las competiciones para prever la frecuencia del transporte y repartir el flujo de pasajeros.
La oferta de transportes en la región de París aumentará un 15% durante la cita olímpica. Las obras de ampliación de la línea 14 de metro entre la Villa Olímpica y el Aeropuerto de Orly deben terminar en junio.
SEGURIDAD
El nivel de alerta en Francia se encuentra en «urgencia atentado» desde el asesinato de un profesor por un islamista radical el 13 de octubre en Arrás (norte) y seguirá en un nivel elevado durante los Juegos.
La seguridad es una cuestión crucial, sobre todo durante la ceremonia de apertura que abandona los estadios cerrados para acoger a miles de personas a lo largo del río Sena.
En París, la prefectura de policía fijó en diciembre estrictos perímetros de seguridad y la circulación estará limitada alrededor de los sitios olímpicos y del Sena.
Los organizadores esperan contar con entre 17.000 y 22.000 agentes de seguridad privada para controlar los sitios olímpicos y las zonas de aficionados, pero hay dudas sobre si habrá suficientes efectivos.
La semana pasada, el jefe del Estado Mayor del ejército de tierra, Pierre Schill, indicó que casi 20.000 soldados se movilizarán para los Juegos, unos 5.000 más que los comunicados hasta ahora.
NEGOCIACIONES LABORALES
Los Juegos Olímpicos coinciden en plenas vacaciones escolares de verano, por lo que las autoridades negocian desde hace meses para que los empleados de sectores clave como la sanidad, los transportes o la policía estén en su puesto.
Si algunos sectores, como el de los controladores aéreos, ya alcanzaron un acuerdo, en otros no se cerró todavía, como los policías que piden «primas olímpicas» so pena de no responder presente.
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«Sin medidas excepcionales, sin acuerdo previo, los Juegos Olímpicos se celebrarán sin nosotros», advirtió el jueves el líder del sindicato policial Alliance, Fabien Vanhemelryck.
Tras alcanzar un acuerdo sobre los trabajadores de los hospitales de París, las negociaciones se reabrieron. Las discusiones siguen también en curso en la RATP y en la SNCF.
DUDAS SOBRE SEDES OLÍMPICAS
La incertidumbre planeó durante varias semanas sobre la competición de surf en Tahití, pero la instalación de la torre de los jueces en Teahupo’o parece que tendrá lugar pese a la oposición de una parte de la población, inquieta por su impacto medioambiental.
En diciembre, un pontón previsto para la instalación de esta nueva torre rompió varios trozos de coral, pero el presidente del territorio francés de Polinesia logró finalmente un acuerdo con las asociaciones ecologistas.
Las dudas también se ciernen sobre la sede de Châteauroux (centro de Francia), que acogerá las pruebas de tiro tras un cambio de sitio, y su capacidad hotelera.
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