Raffaella Carrà, quien por décadas fue una de las artistas italianas más queridas y populares de la pantalla chica, apodada «reina de la televisión italiana», murió a los 78 años después de una larga enfermedad, reportó la televisora estatal italiana citando a su familia.
La televisora estatal Rai leyó un comunicado de la familia de Carrà, anunciando que falleció en su casa después de una larga enfermedad. Señaló que para cumplir con sus últimos deseos, los detalles médicos no serían revelados.
Con su presencia energética y fuerte voz ronca para cantar, la pequeña Carrà era una figura adorada de las primeras décadas de Rai, especialmente cuando era la única televisora a nivel nacional.
Eventualmente Carrà conquistó el corazón del público en España y Latinoamérica, donde también fue muy popular.
Con vestuarios sensuales y atrevidos — para los estándares de la televisión estatal en un país donde el Vaticano tiene una influencia considerable — Carrà también fue reconocida por ayudar a las mujeres italianas a sentirse más seguras de sus cuerpos y sexualidad. Alguna vez, en un movimiento atrevido para entonces, dejó ver su ombligo durante una presentación en televisión.
Pero también podía ser extremadamente elegante y refinada con sus vestidos y modales.
El diario La Repubblica destacó que lograba ser provocativa y mantenerse familiar y confiable para millones de espectadores. También era considerada un ícono gay por sus presentaciones juguetonas.
Su característico pelo rubio con un corte esponjado y fleco, apodado estilo de casco, fue imitado por muchos fans.
El magnate de la televisión italiana y ex primer ministro Silvio Berlusconi lamentó la muerte de Carrà calificándola como «uno de los símbolos de la televisión italiana, quizá la personalidad más querida». En una publicación en Facebook, Berlusconi dijo que «sabía como hablar a diferentes generaciones, tenía la habilidad de permanecer siempre actual de acuerdo a las épocas y sin descender a la vulgaridad».
«Era la dama de la televisión italiana», dijo el ministro de cultura Dario Franceschini, al externar sus condolencias. El presidente Sergio Mattarella recordó a Carrà como «el rostro de la televisión por excelencia, transmitía con su talento y su simpatía un mensaje de elegancia, bondad y optimismo».
En una de sus últimas entrevistas Carrà dijo que «las mujeres italianas me encontraron muy agradable porque no soy una domadora de hombres. Puedes tener atractivo sexual además de dulzura e ironía».
Carrà escandalizó a los telespectadores conservadores con la exitosa canción «Tuca, Tuca» de 1971, un juego de palabras con el italiano de «toca, toca», que cantaba mientras movía sus manos por el cuerpo de varios hombres. Interpretó este número numerosas ocasiones con diferentes estrellas, incluyendo una versión clásica con el cómico Alberto Sordi.
En la década de 1980 protagonizó el programa «Fantastico», que atrajo a 25 millones de espectadores, casi la mitad de la población italiana en aquel entonces.
Pero fue el programa musical de variedades de la década de 1970 «Canzonissima», que fijó su estatus como estrella. Los italianos estaban pegados a sus televisores blanco y negro cada sábado para ver el show en el que se lanzaron canciones nuevas y exitosas por años.
A Carrà, cuyo nombre verdadero era Raffaella Maria Roberta Pelloni, le decían Raffa de cariño. Nació en Boloña el 18 de junio de 1943. Comenzó su carrera como cantante, bailarina, presentadora de televisión y actriz cuando era niña.
Entre sus producciones más recientes destaca el programa de tertulia «Pronto Raffaella». Algunos programas fueron moldeados siguiendo su estilo escénico exuberante, incluyendo «Carramba! Che Sorpresa» , que debutó en 1995, y cuyo título es un juego de palabras entre su apellido y la palabra caramba, por los años que fue presentadora en España.
Carrà se volvió popular en España y Latinoamérica a mediados de la década de 1970, especialmente por las traducciones de algunos de sus éxitos pegajosos como «Fiesta» y «Caliente, caliente», entre otras, que grabó en español.
Con su gusto por los vestidos entallados y trajes completos, la cantante le dio un soplo de aire fresco a la televisión española con nuevas coreografías y sonidos disco en una época en la que el país, mayoritariamente católico, emergía de cuatro décadas de una dictadura estrictamente conservadora.
Carrà tuvo su debut español con una presentación de 10 minutos en el programa musical «¡Señoras y señores!», con la que se ganó a muchos españoles seducidos por su espontaneidad.
No se casó ni tuvo hijos, aunque tuvo una pareja por mucho tiempo. Su expareja, el director de televisión y coreógrafo Sergio Japino, fue citado en el diario Corriere della Sera recordándola diciendo: «no tuve hijos pero tuve miles de ellos», en referencia a los cerca de 150.000 niños que Carrà ayudó a patrocinar en uno de sus programas de televisión titulado «Amore».