José Manuel Fajardo Salinas
Académico e investigador UNAH
Conversar con otra persona es una de las acciones más usuales, y seguramente más banales, que se ejecuta a diario (pensando que en lo banal se esconden profundos significados que la más de las veces pasan desapercibidos para quien no los atiende). Sin embargo, ¿puede este diálogo tomar tal fuerza y potencia que lleve a una transformación social? Así lo sugiere de modo amplio el teórico James C. Scott en el clásico titulado Los dominados y el arte de la resistencia, donde explica que mucho de lo que acontece a niveles de gran visibilidad, como el actual golpe de estado y la reacción ciudadana de oposición en Myanmar se construye desde abajo… desde los intercambios de palabras entre sujetos sociales que van concibiendo un proyecto o gestando un sentimiento que poco a poco se multiplica, se vuelve “viral” en la expresión de moda, y se concretiza, por ejemplo en una elección presidencial inusual y atípica (caso Bukele en El Salvador, que perteneció al FMLN, pero que luego logró la presidencia de este país sin apoyo de ninguno de los dos partidos principales que habían gobernado por treinta años).
La afirmación de Scott corresponde al fenómeno de la llamada infra-política, que es esa serie de eventos de tipo minúsculo y poco llamativo, como la conversación o el diálogo mencionado en el título de este artículo, que seguramente pasará desapercibido para muchos, asociando la idea de socrático a algo antiguo y sin relación con la actualidad. Nada más equivocado. El juego de poder que conlleva la infra-política hace descansar su preeminencia y sutil dominio precisamente en esto: pasar sin ser visto, obrar disimuladamente y en el momento menos esperado acontecer, aparecer desde la sombra de su sigilo y sorprender con su novedad.
¿Y qué relación puede tener esto con la ciudadanía o con la formación de una conciencia ciudadana? Mucho, ya que es a través de procesos de concientización obrados por la vía dialógica que se consolidan ideas, imaginarios, expectativas de cambio y transformación social que emergen si se saben cultivar. Por ello apuesta el proyecto titulado “Diálogos socráticos”, respaldado y animado por un conjunto de docentes del Departamento de Reflexión Interdisciplinaria de la Universidad Iberoamericana, México, que invitan libremente, a quien quiera unirse a esta iniciativa, a que lo haga para experimentar la vivencia por la vía web[1] (en este año 2021 la experiencia ya va por la tercera edición y se planea mantener las convocatorias).
Como se comprenderá al recibir la invitación a la experiencia “Diálogos socráticos”, la dinámica de participación es sencilla: acordar un espacio de tiempo semanal para conversar con alguien diferente cada vez, abordando temáticas simultáneamente cercanas y diversas, e ir redactando sobre la marcha una especie de memoria de la vivencia (bitácora del diálogo) para ir valorando el camino recorrido en común. Respaldando lo dicho previamente, algo que puede parecer sin mayor importancia en cuanto a inversión de tiempo y de recursos, pero que por las novedades que puede traer para la propia vida personal y social, sobre todo en cuanto a ensanchamiento de la visión de mundo y el crecimiento en capacidad de pensamiento crítico, señalará para muchos casos y sujetos, un antes y un después. Seguramente se podrá afirmar que en sí mismo un diálogo casual no es la solución simple y directa para alcanzar una ciudadanía responsable y consciente de sí misma, pero tampoco se negará, que el camino de la solución para una formación en ciudadanía a corto, mediano y largo plazo, inicia por ahí.
Viéndolo desde una perspectiva negativa, los riesgos de no dialogar derivan en situaciones opresivas y hasta crueles, ya que en una sociedad que no cultiva el arte de conversar, tiende a predominar el llamado “pensamiento único”, donde una sola voz o decisión consolidada es la que se impone. El recuerdo ingrato de las tendencias dictatoriales en América Latina y el mundo entero es una lección de la historia en cuanto a esta tendencia antidemocrática y empobrecedora de humanidad que solamente una decidida opción por la construcción dialógica puede vencer.
Y concluyendo estas consideraciones con un toque esperanzador, se puede pensar que la apuesta por la experiencia de los “Diálogos socráticos” es una voz profética para nuestra época, ya que por su configuración amplia y abierta para la participación de todo tipo de personas, proclama un modo viable de construir “espacio público”, ya que en la consolidación de sentires y convicciones compartidas con propios y extraños, se va conformando un clima humano que permite el resguardo ante las proclamas pesimistas o destructivas de mejores futuros para la humanidad. Así, sin pecar de ingenuidad o de falta de realismo histórico, la novedad de “gastar” un tiempo semanal en el alternar sencillamente con una persona desconocida, quiebra la lógica de productividad mercantil o financiera a la que nos induce la maquinaria cultural prevalente, y marca “desde abajo”, una disrupción en el sistema mundo, haciendo aparecer cosas nuevas en la realidad personal y social, cuando parecía que “todo” estaba dicho. Quizá esta novedad tiende a aparecer debido a que, cuando se da el intercambio de palabras entre desconocidos, asoma algo que los coloquios sociales usualmente funcionales (entre jefe-subordinado; padre-hijo; esposo-esposa, etc.) no suelen desarrollar: descubrir el misterio de las personas, o sea, aquella área de inagotable sorpresa y desconcierto que se expresa con libertad y apertura cuando no está la coacción de un resultado o de un producto por lograr o exhibir… Abrevar semanalmente en este misterio es la oportunidad que oferta esta experiencia y que edifica lo público desde el corazón de sus participantes.
https://tinyurl.com/y68nevjv A través de este enlace se puede contemplar un video de cinco minutos donde se define el sentido del diálogo socrático, se narra cómo nació la iniciativa en la Universidad Iberoamericana y se presentan experiencias vivas de su celebración entre distintos sujetos culturales.