DENNIS ORLANDO ESCOBAR GALICIA
Periodista
Desde hacía algún tiempo las canciones mexicanas que cuentan la vida del campo y sus personajes no se escuchan frecuentemente en los instrumentos mediáticos; las que sí se oyen repetidamente dejan mucho que desear por su resalte a la criminalidad y al narcotráfico. Las tonadillas de nuestros abuelos, sencillas pero tremendamente sentimentales y algunas de hechos reales (tal el caso de los corridos), han quedado escondidas en los antiguos discos de vinilo. En la actualidad muy rara vez una radiodifusora se atreve a poner canciones del Dueto Miserias, Las Jilguerillas, Las Palomas, Las hermanas Huertas. Hasta las canciones del gran José Alfredo Jiménez o las interpretaciones de Chavela Vargas, Lola Beltrán, María Lourdes… son poco difundidas.
Fue hasta hace como cuatro años que un par de jovencitas indígenas de padres oriundos de Oaxaca, México, empezaron a difundir sus interpretaciones de “las canciones de sus abuelos” en su canal de YouTube. Inmediatamente después de ser vistas y escuchadas empezaron a recibir felicitaciones, al punto que a la fecha tienen varios millones de visitas en su canal por personas de países americanos y europeos, incluso de otros idiomas.
Estamos escribiendo del Dueto Dos Rosas, integrado por Emily Rosas y Sheyla Rosas. Nacidas en California, Estados Unidos, porque sus padres emigraron a dicho país en búsqueda de trabajo y mejores oportunidades de superación. Ellos, Hipólito y Magdalena, empezaron ocupándose en limpieza y después en labores agrícolas propias de la región californiana. Originarios de San Martín Sabinillo, -caserío de no más de quinientas personas, del municipio de San Martín Tlacotepec del Estado de Oaxaca, México-, los esposos Rosas han perpetuado sus valores morales y culturales heredados de generación en generación. Sus hijas, desde niñas, aprendieron a tocar guitarra y a cantar las canciones de sus abuelos en idioma español. Incluso asistieron a las escuelas estadounidenses con sus atuendos oaxaqueños, no obstante que por ello las discriminaban.
“Mis papás nos han contado de todos los sufrimientos de nuestra gente que emigra de sus pueblos en búsqueda de un mejor futuro. Eso mismo lo hemos escuchado en canciones y corridos”, dice Sheyla, la pequeña (18) y que estudia la secundaria en línea.
Emily la mayor (23) y que estudia relaciones internacionales en el Palmer College, dice que de ver a sus abuelos degustar a las Jilguerrillas, al Dueto Miserias y otros representantes de la música ranchera mexicana les nació el gusto por lo que ahora interpretan.
“En un principio la idea fue subir a YouTube nuestras interpretaciones, únicamente para compartirlas con familiares y amigos del pueblo. El Bato Gacho fue la canción que difundimos allá por el 2017. Gustó tanto que nos abundaron las felicitaciones, incluso de personas de Colombia y Centroamérica”, expresa Emily en una entrevista digital.
“Nos motivamos a seguir y hasta mi papá que toca clarinete y guitarrón nos ha acompañado, así como nuestra hermanita pequeña que también canta. Además nuestra madre es la primera que se encargó de captar las imágenes con una cámara que está aprendiendo a utilizar”, dice Sheyla.
Cada día su repertorio musical ha ido creciendo y a la fecha son muchísimas canciones que interpretan en su canal, siendo las más aplaudidas Las cartas marcadas, El albañil, La palma, Ojitos verdes, Adiós frontera, El último trago, Las Isabeles, Cuatro milpas… y los corridos Mi General Zapata, Zenaida ingrata, La tumba de Pancho Villa, Siete Leguas, El Día de San Juan… Pero ya también se han presentado en escenarios de New York, Los Ángeles California y en su México lindo y querido, cuya capital conocieron hace dos años cuando fueron invitadas para que el 12 de diciembre formaran parte del selecto grupo de cantantes que participan en las mañanitas a la Virgen de Guadalupe.
Hoy día también interactúan con sus seguidores y el año pasado, cuando Emily cumplió 22 años, rifaron tres guitarras que habían usado meses atrás. Además, ofrecieron también hacer concursos y premiar a los ganadores con algunas prendas que han utilizado en sus presentaciones. Impresionante promesa –que refleja grandes virtudes- porque al paso que van, las guitarras y prendas (zarapes, rebozos, huipiles) pueden llegar a tener mucho valor por pertenecer a dos grandes de la canción popular mexicana.
El Dueto Rosas quiere crecer y entre sus planes está seguir lanzando su música de forma independiente a través de las plataformas digitales. Además las hermanas desean componer canciones sobre los migrantes y grabarlas frente al muro fronterizo que divide México y Estados Unidos. Ya Emily compuso la canción Falsas palabras que cantan en su canal de YouTube.
Las Rosas quieren “contagiar con su música y canto a las nuevas generaciones de mexicanos para que no se olviden de sus orígenes y conserven su identidad”. Dicen que así como ellas que se deleitaron de las letras y música de sus abuelos puede ocurrirles a los jóvenes. En lo personal –un tanto conocedor de esas canciones por haberme criado con mis abuelos paternos- les sugiero hacer uso de su género el femenino en sus interpretaciones. Por ejemplo, en la Canción Mixteca deben decir: (…) al verme tan sola y triste (…).
Entre los grandes que han reconocido la calidad de voces de las hermanas Rosas y la habilidad para tocar la guitarra y el requinto, se encuentra Isidro Chávez Espinoza, más conocido como Espinoza Paz, cantautor sinaloense que las ha empezado a ayudar para que graben su primer disco el que contendrá, entre otras canciones, La Llorona.
Pero como el Dueto Rosas se ha convertido en una fuente de atracción para el gran público, ya las grandes empresas mediáticas de México andan detrás de lo que ven brillar. Abrigamos la esperanza que don Hipólito Rosas, quien lo representa, no se deje embaucar por los mercaderes del arte popular.