Carlos Soto
Junto con María Grever (1885-1951), Agustín Lara (1897-1970), Consuelo Velásquez (1916-2005) y Juan Gabriel (1950-2016), Armando Manzanero (1934-2020) es para mí uno de los cinco compositores de música popular más importantes de México. Por supuesto que, en un país tan pródigo en expresiones musicales, no son los únicos. Muy de cerca les siguen el oaxaqueño Álvaro Carrillo, José Alfredo Jiménez (nacido en Guanajuato) y un largo etcétera.
Armando Manzanero, cantautor, pianista y productor discográfico, tuvo una larga y muy productiva carrera artística en la que nunca pareció abandonarle la inspiración. Decía el pianista ruso Grigory Sokolov que “hay música que se compone en la mañana y en la noche ya nadie se acuerda de ella; la buena música, sin embargo, no tiene fecha de caducidad, permanece y trasciende el tiempo”. Algo así sucede con la música de Manzanero, sus cientos de canciones románticas se han cantado durante décadas y han logrado sobrevivir al tiempo, a las modas y a los gustos musicales más disímiles.
Manzanero fue uno de los boleristas más prolíficos de la historia de la música latinoamericana, la calidad de su inspiración permitió que sus canciones pudieran migrar y trascender desde el ámbito mexicano al escenario internacional. Una lista larga de destacados intérpretes de todo el mundo, como Elvis Presley, Frank Sinatra, Tony Bennett, Dionne Warwick, Vikki Carr y Ray Coniff, de Estados Unidos; Plácido Domingo, Raphael, Pasión Vega, Rocío Dúrcal, Moncho y Mocedades, de España; Antonio Machín, Olga Guillot y Pablo Milanés, de Cuba; Elis Regina y Roberto Carlos, de Brasil; Tito Rodríguez de Puerto Rico; Ricardo Montaner, nacido en Argentina, pero naturalizado venezolano, colombiano y dominicano; todos ellos cantaron por doquier sus canciones en varios idiomas. (Solo he citado aquí a los intérpretes más conocidos por el gran público y no he tomado en cuenta a la pléyade de intérpretes mexicanos que han cantado su música).
“El maestro”, “El rey del romanticismo”, tuvo la satisfacción a lo largo de su vida de haber sido premiado y reconocido en múltiples ocasiones, tanto por sus canciones, como por su trayectoria artística. El piano fue para Manzanero el instrumento de sus amores, y, aunque no llegó a tocarlo como un solista virtuoso, su fino gusto para la armonía le permitió llegar a ser un excelente acompañante. Éxitos como “Esta tarde vi llover”, “Somos novios”, “Contigo aprendí” y “Adoro”, aliviaron con toda seguridad los males de amor de tantas parejas de enamorados por doquier.
Con las canciones de Manzanero, ¿cuánta gente no aprendió del objeto de su amor que la semana tiene más de siete días?, o ¿cuántos enamorados vieron llover una tarde, vieron gente correr y luego se lamentaron de la ausencia del ser amado?
Entre la extensa producción de Manzanero, cada quien tiene sus canciones preferidas. Si me dijeran que escogiera cinco de ellas, definitivamente estarían “Cuando estoy contigo”, “Te extraño”, “Te esperaré”, “Llévatela” y “Como yo te amé”.
Definitivamente el secreto del éxito de la música de este cantautor yucateco nacido en la ciudad de Mérida tuvo que ver con el balance entre tres elementos básicos y necesarios en toda buena canción: melodía, armonía y letra. El ritmo escogido para casi todas sus canciones fue la balada o el bolero. Para Manzanero el elemento romántico fue fundamental para expresarse, fue un auténtico especialista en componer música “corta venas”, su mensaje siempre se elevó a los límites de la exaltación de la pasión amorosa. Sin embargo, logró superar ese sentimentalismo cursi y dulzón que pronto empalaga, muy frecuente en la música popular.
Gabriel García Márquez no vacila en calificar a Manzanero como “uno de los más grandes poetas actuales de la lengua castellana”. Y desde el punto de vista musical, la sólida arquitectura melódica y armónica de su música es digna de análisis, sus canciones suenan bien hasta sin letra. Cuando alguno de mis alumnos me pide alguna explicación sobre la forma de la composición popular, yo siempre recurro a las canciones de Manzanero, es que siempre pensé que muchas de ellas nada tienen que envidiar a las baladas de jazz. Y la confirmación de mi opinión llegó muy pronto, pues para mí fue una grata sorpresa descubrir que destacados músicos de jazz como el pianista norteamericano Bill Evans (Esta tarde vi llover) o el saxofonista cubano Paquito de Rivera (gran conocedor de la música latinoamericana), grabaron excelentes versiones instrumentales de las canciones de Manzanero.