Vicente Antonio Vásquez Bonilla
Escritor

Para vivir se necesita poco, dicen los conformistas, es cuestión de chupar un poco de sangre por aquí, otro por allá e irla pasando con tranquilidad. Para qué complicarse la vida. Pero cuando se es diligente y se desea ser algo, surge la sana ambición y el ingenio se pone a su servicio.

Sabido es que existen muchos individuos apáticos, pero Pulguín no era uno de ellos, él deseaba sobresalir, ser alguien y dejar huella de su paso por la vida. Habiendo asistido a una escuela de negocios, con mente despierta e imaginación se puso a observar los gustos y preferencias de sus posibles clientes y de esa manera descubrir las oportunidades que el medio le ofrecía.

Así que, ya conociendo el sueño de toda pulga de poseer su propio perro, como medio de transporte y al mismo tiempo para su alimentación. Le puso acción a sus ideas y gracias a ello, hoy es un empresario de éxito. Cuenta con una triunfante empresa en donde surte de perros a sus clientes, ofreciéndoles una extensa gama de modelos, marcas y tamaños. A los acaudalados se los ofrece en venta y para la clase media creó una agencia de alquileres proporcionándoselos por diferentes espacios de tiempo.

Como el mercado es amplio y no hay que desperdiciar ninguna de las oportunidades, para las pulgas de escasos recurso, puso a su disposición una línea de colectivos, en donde un gran grupo de individuos pueden desplazarse y al mismo tiempo, alimentarse. Pulguín nos ha demostrado que las oportunidades están allí, al alcance de quienes las buscan y saben aprovecharlas. Que su diligencia nos sirva de ejemplo.

Artículo anteriorPOESÍA
Artículo siguiente¿Filosofía en el Paleolítico?