Carlos Barranco Rodríguez, nació en Santa Lucía Cotzumalguapa, en enero de 1940. Hijo de padre mexicano y madre guatemalteca, desde pequeño dio muestras de su inclinación por las bellas artes inventando y contándole “cuentos” a dos de sus hermanas a cambio de que ellas le hicieran algunas pequeñas tareas que sus papás le encomendaban y ya en los primeros años de su educación media se caracterizó por escribir pequeños poemas a sus compañeras en colegio Mixto La Patria.
Se graduó como Maestro de Educación Primaria y cursó estudios de Periodismo en la Universidad Veracruzana, así como de Relaciones Internacionales (Diplomacia) en la Escuela Centroamericana de Relaciones Internacionales.
Antes de salir al exilio había publicado un pequeño libro de poemas “Con Voz de pueblo” que fue entregado por la autoridad municipal al Jefe de la PMA como “prueba de que se trata de un insurgente” y ya en el exilio publicó los libros “Voz que clama en el destierro” y “Poesía del Exilio” así como un audiocasete con una colección de “Poesías Vivenciales” (poemas de denuncia de “Luciano Calel”, seudónimo), declamados en la forma en que hablan “la castilla” los compañeros aborígenes) que circularon entre los exilados en diversos países.
Ha sido ganador de primeros, segundos y terceros lugares en Poesía o Cuento, en más de sesenta certámenes literarios a nivel nacional. Además de haber colaborado en TODOS los medios de comunicación, locales, ha sido fundador y director de los siguientes medios de comunicación: Periódico El Embajador de la Escuela Centro Americana de Relaciones Internacionales. Y los mensuarios El Pueblo, La revista Cotzumalguapa y Reporte 05 de Santa Lucía Cotzumalguapa, así como el Semanario Luciano.
CÁNTIGAS A MI PATRIA EN SOLFA DE DOLOR E INDIGNACIÓN
(fragmento)
I
Pena, dolor, tristeza, desconsuelo,
es lo que siente el bardo, acostumbrado
a pregonar del pueblo, el caro anhelo
y a la paz y al trabajo consagrado,
cuando contempla que en el patrio suelo
hay réprobos marchando hacia el pasado,
que cubren su ignominia con el velo
del redentor falsario y descastado.
Seres llenos de oprobio y de indecencia
que siendo como un lobo, sanguinario,
se disfrazan de oveja con falsía
y logran con su aspecto estrafalario
engañar a la inmensa mayoría,
que ha de sufrir después por su inocencia
II
Y el poeta contempla delirante
que eso hace permutar su pensamiento,
y que su verso límpido, elegante,
termina trastocándose en lamento.
Que su cantar se vuelve trashumante
al ritmo y al compás del sentimiento
pero aunque exista un cambio impresionante
él no debe quedarse en el intento.
Y si no ha de cantar de la belleza
de los campos, del clima o de la historia
con estrofas amables, soñadoras,
dirá que hay en su gente la entereza
de erradicar las hordas destructoras
que, aviesas, tratan de ultrajar su gloria.
III
Que es su patria un Nirvana de primores.
Un vergel de progreso y venturanza.
Un emporio de frutos y de flores.
Un oasis de amor, paz y bonanza.
Y que ese mundo amable, de colores,
donde brilló la luz de la Esperanza,
presa es de latrocinios, de rencores,
de ambiciones, de oprobios, de venganza,
por la espuria, inmoral concupiscencia
de algunos que subyugan al hermano
y lo hacen padecer su felonía,
desconociendo que la Providencia
castiga todo proceder insano
que provoque congojas o agonía.
IV
Que es su patria un edén en primavera.
Que allí el quetzal alza su libre vuelo
y al ritmo de una copla marimbera
su nombre eleva hasta el confín del cielo.
Que su tierra es amable y milagrera.
Que es pródigo y munífico su suelo
y germina en su verde sementera
del labrador, el fervoroso anhelo.
.
Y que pese a su dicha y venturanza,
y ser amada por la Providencia,
se frustraron del pueblo los afanes,
se burlaron sus sueños, su esperanza,
cuando la cleptocracia en su indecencia
entronizó a rapaces y rufianes.
SOLOLÁ. ¡CUNA DE LA BELLEZA Y EL PAISAJE…!
Vengo a dejar mi cántiga sonora
en este azul vergel de la poesía,
en esta tierra amable y soñadora
que es cuna de genial policromía.
En sus cielos se aprecia una cortina
que le dibuja un marco celestial
a su nativo ambiente que enjardina
un Nirvana solemne, magistral…
Hay un alud de mirlos celestiales
que cantan al arrullo de sus brisas
y en sus vergeles danzan los rosales
mientras visten de gala sus sonrisas.
Y hay un orfeón de melodiosas aves
que gorjean al ritmo de las olas
que saludan el paso de mil naves:
yates, canoas, breves barcarolas,
cayucos, lanchas, en que la esperanza
navega en su burbuja predilecta,
aunque se vislumbre en lontananza
que xocomil sus cóleras proyecta.
Quiero nutrir mis ansias de paisaje
en este azul-celeste, iluminado
por el verde eternal de su follaje
que semeja un jardín endomingado.
Quiero encontrar el fúlgido tesoro
que guardan con hierático respeto
los tres colosos tras el Cerro de Oro,
sin que nadie profane su secreto.
Quiero identificarme con la gloria
de los Xajil, su estirpe y su linaje,
y un nim akij, redescubrir la historia
de su nación, antes del mestizaje.
Quiero ver en sus fiestas laguneras,
un desfile de tzutes danzarinos
condecorando negras cabelleras
con fulgores sin par, alabastrinos…
Quiero decirle al mundo que este ambiente
es pródigo y plural en su alborozo.
Que es como un regocijo adolescente
que se reparte amable y generoso…
Que alrededor del lago hay un poema
de lindos pueblos-versos, que contagia
a todo aquel que goza la suprema
presencia de Atitlán y de su magia…
Magia que brota de sus manantiales
y baña con su espuma pregonera,
esos cerros y valles ancestrales
que lucen una eterna primavera.
Sololá es plenitud, jardín ileso,
umbral de eternidad, vergel risueño,
búcaro al que Dios le diera un beso
cuando lo creó como Divino ensueño.
Y aunque es Panajachel su referente,
en San Lucas, San Pedro o en Santiago,
en todos sus poblados, el ambiente
gravita siempre alrededor del lago.
Todos comparten similar jolgorio.
El clima es de hermandad. La solidaria
sonrisa, abarca todo el territorio
que habita una cultura milenaria.
¡Qué linda es Sololá! Comarca ilustre,
de noble alcurnia y señorial linaje.
Paraíso cordial… Edén lacustre…
¡Cuna de la belleza y el paisaje…!
POESÍA INSUMISA
(Fragmento)
La justa indignación y el pesimismo
al colmar mi conciencia ciudadana,
hicieron rebosar mi escepticismo…
Este que expreso en forma soberana
en los limpios altares del civismo.
Tengo la potestad de exasperarme
y que insurgencias broten de mi pecho.
Sé que tengo derecho a sublevarme
y por lo mismo ejerzo ese derecho
del que nadie jamás puede privarme.
Soy un bardo ignorado. Mi anatema
no inquieta al delincuente ni al corrupto
que protegido está por el sistema.
Sé que no le preocupa el exabrupto
o el dicterio expresado en un poema.
Le tiene sin cuidado que un poeta
se ocupe de sus pútridos perfiles.
Aunque su actividad lo comprometa
al prostituir los ámbitos civiles
con su ilegalidad de proxeneta.
Pues quien navega en ese tenebroso
mar de la corrupción y la indecencia
sabe que allí se premia al ominoso,
se celebra la impúdica insolencia
y se desdeña al noble y al virtuoso.
Selección de textos. Mario Rivero Nájera