Karina Mariela Guerra (Chiquimula, Guatemala). Dentro de su producción literaria se encuentran los poemarios “La Patria, Vos y la Poesía”, “Extiendo mis alas”. Su trabajo es apoyado por el Colectivo Cultural Atrapados en Azul Hn; antologada hispanoamericana en los libros “Letras sin Fronteras”, en todas sus ediciones, San Salvador, El Salvador; en las obras digitales “Poemas para Berta Cáceres”, antología poetas del mundo, y “Brasil, ni una más”, por la biblioteca de Las Grandes Naciones. Participa activamente del proyecto literario “Cadáver Nómada”.

Lo que somos

Sos el mar,
El sol,
La sal.

Yo,
Gaviota en tu puerto.

Luna llena de abril

En la cumbre del Gran Jaguar
En esa última escalinata.

En lo ignoto de La Danta
Bajo la espesa selva
Y el calor del trópico.

Señorea la noche
Se baña en el cañón del Río Dulce.

Acaricia a la Madre Tierra
Al ir despacito por los cric,
Inmensos humedales dormidos.

En la Cruz del Calvario,
O en los ojos brillantes
Con ganas de huir del confinamiento.

La luz, perfecta,
Para largarse del exterminio.

Descalza cruzar el inframundo,
Y sumar soles a mi vida.

In contra
Son mis dedos
La plegaria a la vida.
La magia que consume
La tormenta de tus días.

Son mis manos
El hechizo de las noches.
El trasiego que dispara
El huracán de tus ganas.

Son mis piernas
La embestida de las madrugadas.
La locura que mueve
La sensatez de tu mirada.

Vos me encontrás en el cerrojo,
En la calle, en la música de trova,
En el juicio Sepur Zarco,
En los expedientes olvidados.

Me encontrás en la mirada adversa
Del que lleva la carga cuesta arriba,
En el diario de la cuarentena obligada.

Vos me encontrás en la página
Del libro que acabas de leer,
En la mirada de tu espejo.

En la mañana taciturna,
Bajo el sombrero del que siembra
En la esperanza de un beso.

En un momento
El aire pesa en este instante
Ronda una bruma negra.

Sigo escuchando las campanas
De un Santuario que no existe,
El hielo de la madrugada me consume.

Intenté pararme frente a vos,
La gitana leyó mi mano de nuevo
Quiso pronunciar su augurio.

Hoy la noche es tétrica,
La sombra del mal avanza,
No quiero perder la esperanza.

Nos movemos entre amaneceres grises
Entre letanías proféticas
Pareciera que el mundo colapsa.

Y en mí,
Las ganas de volver a vos.

Patria en la poesía
Dulce Patria mía
La más hermosa de América.

Me ha de seguir naciendo poesía
Al contemplarte
Guerrera en las calles,
Obrera en las manos amorosas
Que siembran,
Que abrazan.

Verde en los bosques de ciprés,
Mil colores en el campo fértil,
En los hilos del huipil.

Blanco inmenso regazo de nubes
Que acarician a Los Cuchumatanes.
Azul fundido en el infinito.

Al contemplarte
Fortaleza desde tu ADN volcánico
Espíritu de Gucumatz
Corazón del Cielo.

He de seguir haciéndote poesía
En la mirada,
En el Sol,
En el viento,
En el día a día
Y en la Primavera.

Patria mía.

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