Carlos Interiano
Académico y escritor

EL RÍO

A todos los ríos que me
abrazaron en mi niñez

Era un río de letras insaboras
donde ufana surgía la palabra
y danzaban los peces de colores
alfabetos en movimiento

Era un río de ojos vivos y de estellas
galopantes donde el viento hacía su
nido y dormitaban los celajes
y se desperezaba la aurora y se
acurrucaba la noche

Era un río que de niño frecuentaba
buscando peces azules
que dormían en el alba y jugaban
por la tarde

Era un río que mojaba con opalina
dulzura mis cabellos enredados y
mis sienes infantiles

Aquel río de mi infancia cuya memoria
me abraza
era un caudal sigiloso pero a mis ojos de
niño era mi río
un gigante

Con las brumas de los años
se me agranda en la memoria como si
fuera el fantasma de sus antiguas
riberas
aquel río de aguas bravas
en la distancia
tranquilas
dormidas en mi sien de niño
con disecadas palabras

TRAVESÍA

El salitre de la soledad se ha posado
en este cuerpo.

Este cuerpo que antes era bañado en las
aguas bravas de mil mares juntos.
Este cuerpo que respiraba el encanto
de algas marinas en las horas
profundas de la vida. Este cuerpo que
fue jinete y corcel al mismo tiempo.
Este cuerpo que era ajeno al desdén y
a la mentira. Este cuerpo que era
santo y rezo en una iglesia cubierta
de ambrosías. Este cuerpo bañado
de promesas. Este cuerpo habitáculo de
los ojos calcinantes de la noche.

Pero este cuerpo se ha cansado.

Este cuerpo se ha infectado con los
vidrios rotos de miradas frías. Este
cuerpo es ahora mandrágora en los
ojos que ayer fueron refulgentes olas
de marinas brisas. Este cuerpo se
queda quieto como una playa de mar
incrustada en cada poro sin olas y sin
aliento. Este cuerpo se ha vuelto
quebradizo como una escarcha de
viento en una noche de invierno.

Este cuerpo ya no pelea sus batallas.

Se rinde y se ancla por los siglos
del camino.

LOS CUERPOS

Los cuerpos también se disfrutan
Se palpan
Se acarician
Se besan
Se lamen
Se huelen
Se idolatran

Un cuerpo que solo se decora
o se pule
y no se goza
es un paso en el vacío

Los cuerpos son la memoria
de la vida
Te salvan
Te redimen del hastío

Como un Mesías
esperé el tuyo

-Nunca llegó-

LLUVIA

Hay tantas cosas queridas en unas
gotas de lluvia. Por ejemplo, los
nerudas, los borges, los pizarnik y
mistrales; y en su liquidez de mozart
el sonido de la vida.

Hay tantas cosas queridas en una
lluvia de gotas…

DE LAS COSAS CIERTAS

Sé que llevo un universo metido en los
poros de los silentes días

Sé que soy mi propio universo distinto
a las estrellas distinto a los gusanos y
a los átomos de vida que se alberga
en las piedras

Distinto al silencio de las flores por
ejemplo o al silencio de las calles
vacías de recuerdos

Sé que en mi pecho arden pájaros de
angustia después de la tormenta

Aves de infortunio de desvelados intentos

Sé que entre los pasos de la infancia
caminaba la sombra de mil serpientes
juntas

Sé que mi voz es la espina que
corrompe los silencios

Sé que estas manos ojerosas de tanto
sufrimiento sólo vuelven a la vida
cuando hilvanan la poesía

Artículo anteriorHoras de éxtasis
Artículo siguienteCarta de Auguste Rodin a Camille Claudel